La salida de Elba Esther y el mea culpa de la PGR / Eduardo Grajales

La salida de la maestra Elba Esther Gordillo tiene varias lecturas, que en resumen dan certeza a lo que en algún momento fueron rumores: la manipulación de las instituciones de justicia en México en contra de los enemigos del poder, lo que fue y ha sido característico en el gobierno actual, y cuya práctica, por el bien de todos, debe ser erradicada por la nueva administración federal.
Aunque la noticia ha generado una polémica natural, la liberación de la lideresa en un momento clave en la transición del poder (justo el mismo día en que Andrés Manuel López recibe la constancia que lo legitima como presidente), permite dilucidar una nueva etapa en la relación entre un sindicato magisterial que hasta ahora luce gris y desorganizado, y un gobierno entrante que en su lógica de transformación nacional está buscando renovar los bríos de los sindicatos a fin de que estos sea acompañantes de sus políticas públicas y no enemigos soterrados como se les vio en el gobierno actual.
El resurgimiento de Gordillo, quien ha renacido como el ave fénix de la política sindical y cuyo poder trascenderá ni más ni menos que seis sexenios presidenciales, generará los reacomodos necesarios al interior del SNTE, donde desde los inicios de la Reforma Educativa fuerzas internas están pugnando por la salida de Juan Díaz, un personaje que más que un liderazgo legitimo se convirtió en un empleado servil del poder cuya presencia ya resulta incómoda para millones de maestros mexicanos.
En ese sentido, es de esperarse que los bastiones magisteriales del gordillismo recobren fuerzas, se revitalicen y vayan por la recuperación de la dirigencia sindical y su dignificación, para que desde ahí se trace una nueva ruta en materia educativa, que venga a resarcir los daños ocasionados por la evaluación educativa de la Reforma de 2011, que causaron incluso la muerte de algunos maestros.
En ese tenor, expresiones democráticas magisteriales como Maestros por México, han construido a lo largo de varios meses propuestas modernas para la calidad de la educación, de la escuela y del magisterio, lo que representan un parteaguas importantes en la historia del sindicalismo mexicano, de uno meramente defensor de sus conquistas sindicales, a uno coparticipe en los proyectos educativos.
Andrés Manuel sabe muy bien del importante papel que representan los millones de maestros mexicanos en la consolidación de su proyecto, y la necesidad de que estos sean dirigidos por un liderazgo autentico y no autoritarios, sabe que así como fueron fundamentales que lograra su triunfo el pasado 2 de julio serán de suma importancia para el aterrizamiento del modelo educativo que propone su gobierno, y que será eminentemente fundamental para el desarrollo nacional.
Además era de esperarse que este error cometido por el gobierno de Enrique Peña Nieto no sería asumido por la nueva presidencia, por lo que en un acto de condecendencia política, el mismo que cometió tal yerro será el mismo que asuma las consecuencias.
De todo esto, quedan en el aire la pregunta obligada ¿Cuáles son los argumentos que ofrecerá la PGR para reconocer el uso faccioso que se orquesto desde Los Pinos en contra de un líder sindical? ¿Este sobreseimiento que le dio la libertad es el mea culpa de la autoridad, ante la andanada de desprestigio que generó contra la maestra y que fue orquestada por el primer círculo presidencial, o es una concesión hacía el nuevo gobierno a cambio de qué? ¿Será Napoleón Gómez Urrutia el próximo en ser exonerado de los cargos en su contra? ¿Cuántos más como Gordillo han sido víctimas de la cacería de brujas que inicio este gobierno?

dialectica902@hotmail.com

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