Es lo que hay / Rodrigo Ramn Aquino

El propio Manuel Velasco Coello fue producto de una imposición. Los priistas tuvieron que apechugar la designación y con su estructura apoyar el proyecto impulsado desde el Centro del país. El Verde no tenía nada más que un candidato joven y carismático, con eso le bastó; luego de un sexenio en el poder, sigue siendo lo mismo: joven y carismático, pero sólo.
A la crisis electoral que vivimos se le suma la crisis de gobernabilidad y una escalada de violencia en los municipios indígenas. La población lamenta no tener gobernador y sí un jefe de campaña en cada bloque de partidos que competirá por la gubernatura. Velasco tiene metidas las manos en cada instituto político pero se le olvida meterlas en sus responsabilidades.
Aunque la lista de exgobernadores en la cárcel es grande y la estadística preocupa a los que este año dejarán el cargo, el mandatario chiapaneco sólo tiene una tarea que cumplir para respirar en paz y seguir la hermosa vida que le tocó: resultados electorales. Si no cumple, entonces sí, lo veremos lamentarse. Quizá por ello ha prometido números a todos.
Si el error de Sabines fue no dejar crecer ningún proyecto durante su gestión, el de Velasco es haber dejado crecer muchos. Hoy sus amigos le reclaman, sus adversarios le reclaman, sus jefes le reclaman. Se le olvidó que no se manda solo y hoy tiene que pagar el favor que le hicieron hace seis años. Sí, en democracia se lamentan las imposiciones, pero es lo que hay.

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