Mexicanos en EEUU no olvidan a su patria en la tragedia

El sismo de 7.1 desató una respuesta frenética entre las comunidades de migrantes en todo Estados Unidos, donde la gente trató de contactar a sus seres queridos, hallar formas de enviar ayuda, dinero y bienes emergencia, así como recaudar fondos para las localidades más pequeñas alrededor de la capital mexicana

Agencias

[dropcap]C[/dropcap]uando Luis Ramírez consiguió la comunicación con su madre en México tras el poderoso terremoto del martes, supo que la casa donde ella vivía resultó tan dañada que tendrán que demolerla.
Ramírez sopesó tomar en avión desde Nueva York para ayudar a encontrar una nueva casa, pero era demasiado arriesgado ahora que un programa estadounidense que lo protegía de la deportación está un punto de ser cancelado. Trató de enviar algo de dinero, pero la oficina a la que llegan sus transferencias se cerró luego del terremoto de magnitud 7.1 que azotó su estado natal de Morelos el 19 de septiembre.
«La situación me viene vivo porque no puedo hacer nada», comentó.
El terremoto que dejó unas 300 personas muertas y destruyó decenas de edificios en México desató una respuesta frenética entre las comunidades de migrantes en todo Estados Unidos, donde la gente trató de contactar a sus seres queridos, hallar formas de enviar ayuda, dinero y bienes emergencia, así como recaudar fondos para las localidades más pequeñas alrededor de la capital mexicana y que, dicen ellos, están recibiendo menos apoyo del gobierno.
Los migrantes que viven sin permiso en los Estados Unidos desearían poder viajar para ayudar a sus familiares a lidiar con la tragedia, pero que no los dejen regresar.
«El día que sucedió, las personas estaban desesperadas porque no podían contactarse con sus familiares», dijo Ana Flores, quien encabeza una oficina representativa del estado de Puebla en Passaic, Nueva Jersey. «Cambios de sentimientos de nerviosismo y angustia ahora a la solidaridad y el apoyo».
Septiembre, que tradicionalmente es el mes de la patria porque es cuando México celebra el Día de la Independencia, trajo un golpe tras otro. El mes comenzó con las consecuencias del huracán «Harvey» en Houston, la tercera localidad de Estados Unidos donde viven más mexicanos.
El 5 de septiembre, el Presidente Donald Trump anunció su decisión de terminar con el programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA por sus siglas en inglés), que brinda la protección temporal de la deportación y permisos de trabajo a los jóvenes migrantes que llegaron de niños a Estados Unidos, ya sea porque sus padres entraron sin permiso en el país o porque quedaron una vez que expiraron sus visas.
La mayoría de los 800 mil beneficiarios del DACA son mexicanos. El 7 de septiembre otro sismo de magnitud 8.2 remeció la costa sobre México dejando al menos 90 muertos y decenas de viviendas colapsadas en los estados del sur, como Oaxaca.
El terremoto del 19 de septiembre tiene a los mexicanos que viven en Estados Unidos pegados a sus televisores tratando de tener noticias de sus pueblos para ayudar a sus familias.
En Miami, un grupo está organizando eventos artísticos familiares y envió el dinero de las ganancias a una de las organizaciones que usan el nombre «Topos», que surgieron después del sismo de 1985, donde murieron miles de personas en México. En San Diego, las cámaras de comercio en las zonas fronterizas de San Ysidro y Mesa de Otay hicieron acopio de bienes y llevaron hasta Ciudad de México en un avión privado. La aduana mexicana eliminó los aranceles.

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