NYT señala «rapiña» politica tras tragedia en Chiapas

El medio estadounidense refirió que los habitantes de las entidades afectadas por el sismo del 7 de septiembre sospechan que la ayuda será desviada para obtener ganancias políticas o simplemente succionada por funcionarios corruptos

Portavoz Staff

[dropcap]L[/dropcap]as consecuencias del terremoto ocurrido el pasado jueves son aún más devastadoras en Chiapas y Oaxaca, debido a sus condiciones sociales y económicas derivadas de las prácticas corruptas arraigadas en todos los niveles de poder; en ello están fundados los temores de los damnificados, de que los recursos y apoyos destinados para la recuperación de la regiones sean desviados o condicionados con fines electorales, tal como ya comenzó a denunciarse.
La desconfianza se ha hecho más presente que nunca entre los mexicanos puesto que han detectado actos de proselitismo político, a costa del dolor de los damnificados. The New York Times (TNYT) hizo eco de los temores de la población damnificada por que los recursos y apoyos pudieran ser mal utilizados con fines políticos, ante la proximidad de los comicios en 2018.
Según información retomada por Sin Embargo, «el medio estadounidense refirió que los habitantes de Oaxaca y Chiapas, estados que sufrieron las mayores afectaciones por el sismo, sospechan que la ayuda será desviada para obtener ganancias políticas o simplemente succionada por funcionarios corruptos».
Lo anterior, porque a través de redes sociales han circulado en los últimos días, denuncias donde se señala a funcionarios estatales y federales que reparten ayuda con logotipos partidistas.
Para TNYT, la ola de escándalos de corrupción que coinciden con el inicio de una campaña electoral federal, sólo sirve para aumentar el escepticismo; además, la historia de estos esfuerzos de reconstrucción después de los desastres naturales en México ofrece pocas razones para el optimismo.
En Chiapas, aún no se esclarece el uso de recursos para la reconstrucción en el caso de la devastación originada por el paso del huracán «Stan», donde se responsabiliza al exgobernador del estado, Pablo Salazar Mendiguchía.
The New York Times no es el único medio internacional que ha dedicado líneas a lo acontecido en tierras mexicanas, The Economist se refiere a las prácticas arraigadas de corrupción y el débil cumplimiento de la ley.
Al respecto, la directora de la organización México Cómo Vamos, Valeria Moy, en un artículo para el portal noticioso SinEmbargo, analiza los últimos datos disponibles acerca de la realidad de estos dos estados y admite que ciertamente el sismo de 8.2 grados en escala de Richter ha sido el más fuerte que se ha registrado en México.
«Pero hay otro desastre, uno humano, político, lento y continuo, que ha aquejado a estos estados del sur del país y que seguramente han costado más vidas a lo largo del tiempo», escribió.
Se refiere a que Chiapas y Oaxaca son el primer y el tercer estado, respectivamente, más pobres de la República Mexicana; el segundo es Guerrero.
Si bien en la entidad vecina el 63.1 por ciento de sus 3 millones 967 mil 889 habitantes están en situación de pobreza laboral —es decir, cuando el ingreso del empleo no es suficiente para adquirir la canasta alimentaria básica—, Chiapas se ubica a la cabeza de este indicador a nivel nacional con el 68.4 por ciento de sus 5 millones 217 mil 908 pobladores en esa situación.
De acuerdo con el artículo de la especialista, por donde se vea, en términos económicos los chiapanecos están peor. Sus indicadores en el ámbito han decrecido en los últimos cinco años; en promedio, el PIB estatal se ha contraído 0.2 por ciento por año en el periodo comprendido entre el primer trimestre de 2013 y el mismo trimestre de 2017.
«Evidentemente, tampoco hay creación de empleo formal», sentencia Moy, pues el 67.8 por ciento de los trabajadores chiapanecos se ocupan en la informalidad y el estado ha creado, en promedio, sólo 6 por ciento de los 45 mil 100 empleos de los que necesita su población cada año. Aunado a ello, el valor de la hora trabajada en Chiapas es 58 pesos, el menor de país.
«Los recursos que se les han destinado han sido completamente ineficientes, además de las prácticas corruptas y el débil Estado de derecho que prevalecen, como bien lo señala The Economist en su nota sobre el terremoto», comenta la especialista.
Respecto a la tragedia que se vive en este recodo del mundo, el medio internacional publicó (según la traducción) que los estándares de construcción y de preparación ante desastres han avanzado poco en pequeñas ciudades; la «nueva» cultura de seguridad en México no ha reemplazado las prácticas arraigadas de corrupción y el débil cumplimiento de la ley.
Muchas de las construcciones continúan edificándose en zonas vulnerables porque, en gran parte, las autoridades aceptan sobornos para permitir esa situación.

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