Poligrafo Politico / Darinel Zacarias

Quiméricas electorales en Chiapas

«No tiemblen de miedo, advirtió el diablo. Es falso lo que te han contado los curas de mí, conozco sus trucos» Joaquín Sabina

En Chiapas, se siguen creando infiernitos. Confundir al lector, es lo de moda. Alguien dijo que la aparición de las redes sociales, fue lo peor que pudo ocurrir, pues su mal uso, únicamente embrolla y tergiversa.
Umberto Eco, criticó alguna vez duramente, en particular, culpó a las redes sociales de haber generado una «invasión de imbéciles», ya que «dan el derecho de hablar a legiones de idiotas».
La opinión del semiólogo causo revuelo, sin embargo, hay mucha certeza en su crítica. En Chiapas, una guerra de lodo y barro, empezó. Por un lado, el objetivo es crear escenarios de encono.
Escindir las coyunturas, desdibujar con hipótesis una atmósfera electoral en la que prevalezcan las traiciones, las perfidias. Es lo que muchos han empezado a fraguar.
La riña teorizada que se desea mercadear, es entre Manuel Velasco Coello y Roberto Albores Gleason, hasta hoy, el puntero en la sucesión gubernamental de Chiapas.
La instrucción del relevo de la dirigencia del PRI nacional, en nada perjudicó los ejercicios de campaña que realiza Roberto Albores en Chiapas, Aurelio Nuño, sigue siendo el principal brazo ejecutor de José Antonio Meade.
Roberto Albores, libró muchos obstáculos y una serie de inconvenientes para poder ser él, el abanderado de la hasta hoy Coalición «Todos por Chiapas». Así lo decretó Enrique Peña.
El buscapié que más suena desde diversos nidales, es que Rutilio Escandón es el favorito de la casona del «Mirador». La figuración podría estar en tela de juicio. Ceder quizás, el beneficio de la duda.
La pregunta obligada es ¿Conviene al actual alquimista de Chiapas, romper con el inquilino de los Pinos?
Una insubordinación e indocilidad en nada abonaría al futuro de Chiapas. Si este juego perverso y maquiavélico se sigue alimentando, el gobernador de Chiapas debe estar muy atento, porque entonces, está rodeado de troyanos…Esperemos.
Y en una opinión muy dócil, el debate de los cuatro aspirantes a gobernador de Chiapas se realizó en completo orden. Los arrebatos y las gruñas de Enoc Hernández, sólo lo dejaron ver, como un completo chivo de cristalería.
En esa lid ideológica, quedaron claras muchas cosas. Se despejaron muchas incógnitas. Todos iban por el puntero: Roberto Albores Gleason.
Un Jesús Alejo con su perorata callejera. Ignaro de principio a fin. Un Rutilio, con su misma actuación parca y grisácea. Que lo único que impone es flojera.
Un Josean pendenciero. Con más resentimiento y dolor. Evasivo. Juez y parte su papel. Incongruente.
Roberto Albores, era el perseguido, el más sonado en este debate. El que guardó la prudencia. Dejó en claro, porque es el puntero, en las elecciones de Chiapas.
PD: En Cacahoatán, el edil Carlos Enrique Álvarez Morales sigue cumpliendo fuertemente a sus coterráneos. Todo el panorama pinta, que en la Villa de las Hortensias, se escribirá una historia, donde el galeno, será el intérprete principal. Ya verán.
¿Quién dijo que tengo sed?

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