Primer anotado al FAD / Rodrigo Ramn Aquino

Hace un año, Diego Valera se propuso trabajar y construir la posibilidad de ser Senador de la República como la ruta política natural de un diputado federal. El 7 de marzo pasado, en la Ciudad de México, renunció al Partido Verde, con cuyas siglas logró la diputación local y luego el escaño en San Lázaro. Aparentemente, le dijo adiós a Manuel Velasco.
Se sumó al PRD y fue la propia dirigente nacional Alejandra Barrales quien le tomó protesta como militante perredista. Con evidentes consensos en el centro del país, Diego Valera comenzó a andar como la figura amarilla más representativa en activo, esto luego de que el senador Zoé Robledo renunciara al Sol Azteca y se afiliara a Morena.
Después se le estuvo viendo en reuniones con figuras de indiscutible peso político como Pablo Salazar o Graco Ramírez. Y desde hace meses ya no piensa en la Cámara Alta, sino en la posibilidad de tejer más alto. En sus palabras, quiere convertirse en interlocutor real de la sociedad. Proyecto de gobierno y no espectaculares, dice.
«Aún queda tiempo y si logro ser ese interlocutor que construya con la gente, como venimos haciendo, sí buscaré encabezar la candidatura al gobierno de Chiapas por el Frente Amplio Democrático. Un candidato real, no mediático, no de encuestas, sino de proyecto. Tengo 15 años de experiencia pública y me mediré en un proceso interno con quien sea.» Ahí, pues, el primer anotado.

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