Que mas pue… / Carlos Coutiño

La diversa perspectiva de la diversidad sexual

[dropcap]D[/dropcap]esde la óptica actual, la homosexualidad es una forma de vida, de ser y de querer ser; sin embargo, es ambiguo porque si bien es cierto que en parte tienen razón, en otra también se comparten en una forma anacrónica, cayendo en la misma temática de los que les condenan en un momento dado.
El pasado 28 de junio se conmemoró el día del orgullo gay, un término inglés que describe la homosexualidad en todas sus expresiones, sin embargo, ni todo lo malo es malo, ni todo lo bueno es bueno, lo que considera una acción distinta referente a la forma de vida de cada uno.
¿Pero cómo nace esta fecha?, todo se da en el bar Stonewall Inn, en 1969, un espacio para beber y convivir, ahí entre algunos jóvenes y no tan jóvenes, decidieron crear Gay Pride, a su decir una lucha para promover el respeto, la tolerancia, la igualdad de derechos ante la ley y la no discriminación.
Esto es bueno, porque son seres humanos, personas que tienen características para el arte, los espectáculos, para la docencia, incluso para la ciencia; por lo tanto debería tomarse como lo que son, seres humanos indistintamente su preferencia sexual, siempre y cuando se entienda como un acto de respeto.
Hoy se habla de tolerancia, pero eso no debe de existir, la pregunta surge entonces, ¿por qué tolerar algo que no quieres? Pues bien, lo que se tiene que hacer, es aceptar y decidir que existen personas con una decisión de estar con una persona del mismo sexo, como existen personas altas, enanas, gordas, delgadas, blancas, amarillas o negras, que hay europeos, americanos, africanos y asiáticos e incluso quienes viven en el polo norte como los esquimales y quienes en la selva como los denominados aborígenes.
Poco a poco fueron naciendo diversos movimientos del LGBT, aunque entre ellos mismos hay discrepancia, también han coincidencias en parte, lo que es una realidad, es que existen dos grupos en el mundo, los que los apoyan por alguna causa y los que aún no entienden ni quieren entender el porqué de sus diferencias.
Lo que hay que redescubrir, es que más allá de un asunto religioso cristiano, se debe entender que no todos tienen porque ser homosexuales, que no es un asunto de modas, costumbres o necesidades, no todo tiene que ser como un grupo determinado quiere que sea.
En cada familia, hay presencia de homosexuales, en Chiapas se les dice mampos y no es una falta de respeto, como tampoco es el hecho de llamar machorras a las mujeres lesbianas, son términos que son utilizados de identificación, guste o no, así es; en otras palabras hay quienes se llaman Herculano o Agapito, no les gusta y buscan la forma de cambiarse el nombre, aunque haya que empezar de nuevo con la documentación.
El problema, es cuando el término mampo o machorra, es dicho de manera despótica, cuando se les habla en un tono distinto y gesticulaciones amaneradas; ahí está el problema, porque se insiste son seres humanos.
Pero del otro lado, en el contexto de la homosexualidad, los mexicanos no soy gay, porque es una palabra americana, que se escuchó y se dijo en Francia, que para ellos es el estar alegres, contentos; pero el eufemismo se abocó a las personas del mismo sexo, entonces, gay no es homosexual, ni siquiera es una acepción de la palabra.
El problema también radica cuando los homosexuales son intolerantes y desordenados, de ahí que está una rama de la zoofilia, pedofilia, que terminan por ser asuntos graves; más allá del «respeto» al animal, es la sanidad que esto implica y el problema que genera a la salud pública.
No se puede ser radical y defender la pedofilia, por miles de razones, no es un asunto de culturas y de vivencias, es un asunto natural, donde eso, la naturaleza no tiene un escrúpulo sobre términos inventados por el hombre, tampoco inventó las palabras ni las herramientas.
Los homosexuales, lesbianas, bisexuales, transexuales, transgénero, travestis, intersexuales, queers y asexuales exigen exactamente lo mismo que piden los hombres y mujeres heterosexuales, el problema se torna cuando uno a otros se generan odio y venganza.
Si los homosexuales respetaran y los heterosexuales igual; seguramente tendríamos un país con una diversidad de ideas basadas en un real cristianismo, en otras palabras, no se debe acusar por acusar, cuando quizá tengamos un homosexual en casa ahora o a futuro, ayudar es lo mejor que se puede hacer, para un mundo nada feliz.
Cuando los heterosexuales digan acepto parte de ellos, entonces el grupo radical de los homosexuales pedirán más, y cuando los homosexuales digan si aceptamos lo de los otros, entonces esos otros dirán queremos más, esto es un cuento de nunca acabar.
Solo hay que esperar que esto no acabe como un Sodoma y Gomorra, no necesariamente en un baño de fuego, pero quizá sea una pandemia de enfermedades, donde al final nada servirá el arrepentimiento y la muerte sea el temor de algunos y la desesperación de otros.
México es para América, el segundo país con personas que más rechazan a estas personas, su razón de ser tienen, no hay que olvidar que el peor enemigo que ese sector tiene, son ellos mismos, donde el pleito por hombres alcanza lo más duro, pero también son personas que tienen sentimientos como cualquiera.
Su bandera, que fue diseñada por Gilbert Baker, lo hizo pensado en la cultura de cada grupo humano, apareció en 1978, pero hoy han aparecido 12 más, con significados similares, la homosexualidad o el término gay, no tiene por qué ser un asunto de políticas públicas, sino de conciencia y amplio criterio, de entendimiento, bajo conceptos sociológicos, antropológicos, sociales, cristianos, entre otros, que permitan el respeto de ambos para ambos.
Que hablen los grandes, solo ellos tendrán la expresión correcta más allá de ideologías y vanalidades.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *