Renglones Torcidos / Francisco Felix

La sangre amarilla

Hay algunas manchas de sangre
que se lavan con agua y sal,
a otras les basta vinagre
y un toque de fina moral.

Pero a la sangre amarilla
salpicada en la herida
con profanar una célula
puede polucionar la vida.

Se siembra en tu estomago,
te hace vomitar verdades
y despedaza cualquier ego
con coléricas imágenes.

Si alguna vez te salpicas
del mal de la sangre amarilla,
bebe glicerina con setas
Para orinar su arenilla.

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