Salvar tortugas golfinas comienza a ser carrera perdida

La Cooperativa Boca Barra, formada por 32 socios, cada año logra proteger mil 500 nidos de esta especie. La lucha por salvar esta especie en peligro de extinción es cada vez más desigual, carentes de cuatrimotos y combustible poco o nada pueden hacer contra saqueadores que se mueven en caballos

Agencias

[dropcap]A[/dropcap] tres kilómetros de las fosas donde fueron enterradas las más de 300 tortugas golfinas que murieron ahogadas en redes de pesca ilegales, se encuentra un campamento tortuguero, que al año logra proteger mil 500 nidos de esta especie en peligro de extinción.
La Cooperativa Boca Barra está formada por 32 socios, que antes se dedicaban a saquear los huevos de tortuga, y ahora hacen trabajos de conservación.
«Todos somos voluntarios, monitoreamos la noche que nos toca y al otro día temprano nos paramos a trabajar para el sustento de la familia. Aquí hay albañiles, carpinteros y campesinos, la mayoría», destacó Jesús Salvador Arellanes, presidente de la Mesa Directiva.
En esta región costera de Oaxaca, las tortugas mueren a manos de quienes trafican con su carne y sus huevos o enmalladas frente a las playas de anidación, como ocurrió el pasado 28 de agosto.
«El trabajo que nosotros hacemos diario, todas las noches, es caminar tres kilómetros para recolectar los huevos y llevarlos al corral hasta su eclosión 45 días después, para posteriormente liberar las crías al mar», explicó Sergio Ordaz Martínez, socio del campamento tortuguero.
Una labor interminable, en una carrera contra más de 40 hueveros de la localidad y otros más que llegan de fuera.
«Desde que tenemos operando aquí, hace cinco años, no hemos visto que hayan agarrado a un depredador y se lo lleven directo a que pague su delito», lamentó el ahora protector de las tortugas.
Los voluntarios de Boca Barra hacen los recorridos a pie, mientras que los saqueadores recorren la playa a caballo.
«Las tortugas que nos llegan a ganar ellos, se las dejamos para evitar roces y las pocas que nosotros encontramos pues las incubamos», comentó Godofredo Ruíz Hernández, socio de la cooperativa.
Los recursos federales destinados a los campamentos tortugueros pocas veces llegan a su destino; no hay cuatrimotos ni combustible, lo que facilitaría su labor.
Pedro Gasca Martínez, coordinador estatal de Sea Shepherd México lamentó que existan gestores que se llevan el 30 por ciento de comisión, por bajar los recursos del gobierno, lo que provoca que no se concreten los proyectos.
La esperanza con la nueva administración es que se cuide la riqueza natural de México, que se incrementen el presupuesto para su protección y se apoye a quienes resguardan las especies prioritarias.
«Hasta ahotira no hemos tenido una buena respuesta, pero esperamos que las nuevas autoridades nos apoyen», indicó el presidente de la Mesa Directiva de la Cooperativa Boca Barra.
Por su parte, el representante de Sea Shepherd México señaló que deben crearse opciones productivas para las comunidades, pescadores e incluso saqueadores, proyectos que las organizaciones de la sociedad civil están dispuestas a apoyar.
«No nada más es decirles no lo hagas, es darles alternativas como guías de naturaleza, por ejemplo, para que lleven turismo a sus pueblos, que es la mejor herramienta para generar justicia social, justicia ambiental y justicia económica», afirmó.

(Con información de Excélsior)

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