¡Sobrevivimos!

Poco más de dos minutos bastaron para dibujar un panorama desolador; en los primeros segundos las casas quedaron vacías y las estructuras comenzaron a dañarse. Los fieles levantaron plegarias, abrazaron a los suyos y derramaron lágrimas de angustia al imaginar que esa noche, sería el fin

Elizabeth Marina / Portavoz

[dropcap]M[/dropcap]inutos antes de la medianoche, las entrañas de la tierra empezaron a crujir. La luz de la luna era lo único que iluminaba los rostros de las y los chiapanecos que, paralizados por el miedo, se sacudían ante el movimiento telúrico de mayor magnitud en la historia de la entidad.
Las luces se apagaron y el temor de quedar atrapados bajo los escombros se agudizó, mientras el terremoto de 8.2 grados en la escala de Richter fragmentaba casas y derrumbaba muros.
Poco más de dos minutos bastaron para dibujar un panorama desolador; en los primeros segundos, las casas quedaron vacías y las estructuras comenzaron a dañarse. Los fieles levantaron plegarias, abrazaron a los suyos y derramaron algunas lágrimas porque imaginaron que sería el fin.
La desolación privó durante los primeros segundos del 8 de septiembre, que dejó a cerca de 5 millones de habitantes incomunicados; la energía eléctrica se cortó en algunas zonas y las redes telefónicas se cayeron, consumiendo de angustia a quienes con desesperación intentaban saber el estado de sus familiares.
La alarma sísmica no dejó de sonar y se intensificó el tránsito vial; los conductores ignoraban los semáforos y los límites de velocidad. Aquella noche podían verse automóviles circulando por toda la ciudad, en medio del caos.
Estados del Sur y el Centro del país también temblaron; sin embargo, Oaxaca y Chiapas fueron los que resintieron las peores desgracias. Tras las primeras horas, las autoridades daban cuenta de la decena de muertes y lesionados, cifra que hasta el día de hoy, continúa ascendiendo.
El Servicio Sismológico Nacional (SSN) anunció que fue el sismo de mayor magnitud registrado en la historia de Chiapas y que el epicentro se registró en el municipio costero de Tonalá, a las 23:49 horas. Sus daños también alcanzaron a varios monumentos históricos y, hasta el momento, se cuantifican casi mil réplicas.
El temor mantuvo en vela a por lo menos 12 estados de la República; las alertas de un posible tsunami en las costas de Chiapas y Oaxaca se activaron y quienes habitan cerca de las playas fueron reubicados en zonas más seguras para proteger su integridad.
La tarde del viernes, la Secretaría de Gobernación emitió una Declaratoria de Emergencia Extraordinaria para los estados de Chiapas y Oaxaca, de modo que se activaron los recursos del Fondo para la Atención de Emergencias (Fonden) para que las autoridades locales cuenten con recursos para atender las necesidades alimenticias, de abrigo y de salud de la población afectada.
Las actividades en centros laborales y las clases se suspendieron como medida preventiva en la Ciudad de México, Estado de México, Chiapas, Oaxaca, Tabasco, Puebla, Tlaxcala, Hidalgo, Guerrero, Veracruz y Morelos.
El mayor sismo registrado en 100 años se suscitó 32 años después de la peor tragedia ocurrida en México, el 19 de septiembre de 1985, un terremoto que dejó una huella imborrable en la memoria de los mexicanos y sumó miles de muertos.
La noche del 7 de septiembre de 2017 es histórica, los suelos temblaron, los cielos se iluminaron y Chiapas se paralizó.

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