Sospechoso vandalismo / Rodrigo Ramn Aquino

Mire que estoy en contra de los actos vandálicos, de los bloqueos, de las agresiones a la prensa, de la descarada abusivez de algunos docentes cuando se manifiestan. Mire que también creo que algunos de los representantes de gobierno aún se valen de prácticas arcaicas, como la infiltración, para deslegitimar y hacer estallar movimientos de auténtica protesta social.
El tema de los docentes disidentes es complejo. Por un lado, hay los dirigentes sindicales que se aprovechan de la ignorancia de algunos sectores del magisterio para hacerles creer aspectos no del todo reales de la reforma educativa (si el magisterio estuviera informado de verdad, si cada maestro y maestra leyera lo contenido en la ley, seguro estoy que habría un ánimo más negociador, más político, para lograr condiciones más favorables).
Como está planteada la reforma educativa sí afecta y pone en riesgo la permanencia de los docentes en las escuelas si obtienen una calificación no aprobatoria en la tan mentada evaluación; no obstante, las autoridades federales están empeñadas en aplicar la reforma a como dé lugar y el uso de la fuerza pública les parece funcional. De ahí la continua fricción.
A grandes rasgos este es el contexto en el país. Y Chiapas se está viendo obligado a entrar en esta dinámica. La decisión es vertical y aunque en lo local se quisieran establecer acuerdos, existe una obligación de hacer cumplir la ley, aunque ésta, ampliamente se ha externado, no corresponda a nuestra particular realidad chiapaneca, ni del sur del país.
Se va a insistir en la aplicación de la ley y ya se buscan las justificaciones para estar policializados el próximo 15 de mayo, cuando los maestros se movilicen, como lo han dado a conocer con antelación a la opinión pública.
El sospechoso acto vandálico a las instalaciones de la Subsecretaría de Educación Federalizada de este pasado fin de semana, donde un grupo de aproximadamente 60 presuntos normalistas integrantes de la Coordinadora de Estudiantes Normalistas de Chiapas realizaron destrozos e incendios sin ninguna complicación ni resistencia por parte de las fuerzas del orden, está resultando contraproducente para las autoridades.
En entrevista concedida al reportero César Cancino desde el lugar de los hechos, la secretaria de Educación de Chiapas, Sonia Rincón, no duda ni tantito en decir que es vandalismo y que fueron los normalistas. Se le ve tranquila caminando por las instalaciones destrozadas, sin asomo de prudencia respecto a un eventual retorno de los «vándalos» de la Cenech. Y eso ha despertado el sospechismo en redes sociales y en los corrillos políticos.
Qué conveniente agresión previo a las movilizaciones, dicen unos; son infiltrados de gobierno, dicen otros. No le creen a la maestra Rincón, quien dice que «el verdadero material didáctico para un profesor son los libros, los lápices, los borradores; no las piedras, los palos y las bombas molotov».
De acuerdo a la funcionaria, los presuntos normalistas exigen más de mil plazas docentes y para ello pidieron instalar una mesa única con el subsecretario de gobierno federal, Luis Miranda Nava, el gobernador del estado Manuel Velasco y la propia secretaria, lo que es casi imposible de cumplir dadas las agendas de los funcionarios en cuestión.
Caminando sobre el vidrio, Sonia Rincón pidió la intervención de la Procuraduría y que se castiguen estos actos, «salga responsable quien salga responsable». Asegura que no son infiltrados, ya que llegaron en sus propios camiones (los de las respectivas normales).
«Es presión para que nosotros resolvamos, porque según ellos nosotros nada más son sentamos y no resolvemos nada. Pero no vamos ceder a los chantajes. Prefiero retirarme del encargo a dejar que me chantajeen. Ellos o yo.»
Y sólo queda comentar, ¿si Sonia Rincón renuncia, no es ceder al chantaje?

Ágora

-UBÉRRIMO, MA: 1. adj. Muy abundante y fértil.
«Ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda,
espíritus fraternos, luminosas almas, ¡salve!»
RUBÉN DARÍO, Salutación del Optimista (Madrid, 1905)
-VAGAROSO, SA: 1. adj. Que vaga, o que fácilmente y de continuo se mueve de una a otra parte. 2. adj. ant. Tardo, perezoso o pausado.
«Mis hazañas oirás y entre las nubes
yo sonreiré feliz, y vagaroso
allá en la noche fría
bajaré a tu mansión; verás mi sombra
al triste rayo de la luna umbría.»
JOSÉ DE ESPRONCEDA, Óscar y Malvina (Madrid, 1840)

Corrillo

Que porqué me gusta ser periodista, me preguntan de súbito. Podría recurrir a las repuestas románticas de que es el mejor oficio del mundo o que es una vía para cambiar la lastimosa realidad. Si cínico es mi interlocutor, cínica sería mi respuesta: «hay mucha lana en este negocio». Pero no soy ni uno ni otro. Y ahora soy yo el que pregunta: «¿por qué te gusta ser periodista?» Y si soy yo el que pregunta no me puedo negar: «Soy periodista porque creo que el periodismo puede ayudar a tomar mejores decisiones públicas». Y lo creo.

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