Tlahuelilpan / Rodrigo Ramn Aquino

De nueva cuenta una desgracia muestra las peores caras de la sociedad mexicana, incluida la nunca bien ponderada chiapaneca, que para eso de la doble moral y pseudohermandad con Centroamerica, se pinta sola. Debemos madurar como sociedad, ser más civilizados y responsables con las posturas que tomamos.
La muerte por quemaduras de un número creciente de personas es totalmente una tragedia. Las víctimas eran pobladores de la localidad, no huachicoleros. Un poblado muy pobre explica por qué decenas de personas no midieron consecuencias en pos de unos pesos rápidos. Los militares los conminaron a retirarse por el peligro latente, pero fueron superados y agredidos (hay videos).
Nadie puede alegrarse ni echar culpas gratuitamente ante una desgracia de esta naturaleza. Cumplir la promesa de combate a la corrupción del gobierno de Andrés Manuel López Obrador tendrá sus propios daños colaterales (algunos inevitables, errores humanos otros, y otros más provocados por terceros para descarrilar el tren de la cuarta transformación).
A eso se tendrá que enfrentar también Rutilio. A grupos de interés y de poder que se benefician de las cosas como están y sus agravantes. Fuerzas políticas y otras fácticas que controlan territorios al interior del estado. Fuerzas acostumbradas a la repartición sin más, a la negociación al margen de la ley. Son los que piensan desde ya en el 2024 y actúan en consecuencia.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *