Trump ya quiere portarse «bien»

En un indicio de que quiere poner fin a disputas internas, el magnate propuso un nuevo sistema de impuestos cercano a las recomendaciones de su partido y manifestó su apoyo a representantes republicanos, entre los que está Paul Ryan

Redacción

[dropcap]C[/dropcap]on su compromiso de «impulsar a Estados Unidos» hacia una nueva era de prosperidad, Donald Trump anunció el lunes un nuevo plan económico para revitalizar la estancada economía del país mediante una reducción de impuestos a empresas y trabajadores.
El candidato republicano a la presidencia arremetió contra su rival demócrata, Hillary Clinton, a la que describió como una candidata que simplemente ampliaría un periodo demócrata de debilidad e ideas antiguas.
En su intento por dejar atrás recientes deslices, Trump propuso un sistema de impuesto sobre la renta en tres categorías cercano a las recomendaciones de los representantes republicanos, en un nuevo indicio de que el magnate busca poner fin a sus disputas internas con los dirigentes del Partido Republicano.
En un cambio respecto al plan que había presentado durante las primarias republicanas, Trump aumentó la tasa impositiva que tendrían que pagar los estadounidenses con los ingresos más altos.
Con algunas excepciones, Trump planteó más los fundamentos filosóficos de un plan económico que sus medidas específicas.
El magnate sí detalló su propuesta de categorías impositivas y propuso más deducciones por guarderías a las familias.
Pidiendo un golpe de timón respecto a las políticas demócratas, Trump describió una nación concentrada de nuevo en la manufactura interna y reacia a acuerdos comerciales con el exterior, una visión del país muy diferente de la globalización económica de los últimos años.
«Nuestro país alcanzara nuevas alturas asombrosas, quizá alturas nunca alcanzadas antes», afirmó Trump en su discurso en el Club Económico Detroit.
El empresario, que leyó su discurso a través de un teleprompter, fue interrumpido varias veces por manifestantes que se ponían de pie en sus sillas y gritaban antes de ser retirados del lugar por guardias de seguridad. Trump no reaccionó de forma tan brusca a las protestas como en otras ocasiones. Esta vez agradecía discretamente a los guardias o simplemente proseguía con su discurso.
Hace apenas unos días, Trump hizo que cundiera el pánico en el seno del Partido Republicano cuando declinó apoyar la reelección del presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, o la de otros republicanos prominentes.
El multimillonario intentó cerrar ese capítulo el viernes al manifestar su respaldo a esos candidatos al tiempo que intentaba dejar atrás otras controversias, como sus críticas contra una familia musulmana estadounidense cuyo hijo murió en combate en Irak.
Los republicanos dentro y fuera de la campaña de Trump le habían implorado que volviera a dirigir sus críticas contra lo que perciben como las deficiencias de Clinton. El lunes, Trump accedió y acusó a su rival demócrata de dejar plantados a los trabajadores estadounidenses y de hacer promesas cortas a los electores.
En su propio mitin en St. Petersburg, Florida, Clinton atacó los planes de Trump, alegando que beneficiarían a los ricos y harían poco por crear empleos o impulsar la economía.
«Sus planes fiscales darían enormes exenciones a las grandes corporaciones y a los muy ricos», afirmó Clinton, sugiriendo que Trump sumiría al país en otra recesión.
Clinton tenía previsto hacer su propio discurso en Detroit esta semana. Su campaña señaló que pedirá la mayor inversión en empleos desde la II Guerra Mundial.

(Con información de SinEmbargoMX)

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