Tubo de ensayo / Rene Delios

Pues terminó el ciclo escolar, y ayer el magisterio volvió a las calles exigiendo lo poco probable como lo es la no aplicación de la evaluación educativa, que ya se realiza en la mayoría de los estados del país.
Sin embargo, la educación en México sigue en crisis; su calidad está en entre dicho, esa es la verdad, y se tienen que definir estrategias para mejorarla a la máxima, porque le cuesta muy cara a los contribuyentes, mientras en el SNTE, la CNTE, el gobierno federal, no pueden encontrar una vía que permita iniciar un proceso de «renovación» de los criterios pedagógicos y estructurales que permitan una buena calidad educativa en éste país de crisis en todo.
Porque es evidente el rezago existente; la ausencia institucional en muchos sentidos, la falta del maestro a la escuela, la enorme cantidad de «comisionados» y las irregularidades en los pagos a los docentes.
No puede estar bien un sistema educativo que fue usufructo de todos, de gastos imposibles como Multimedia o los errores ortográficos en los libros de texto, que se quedó sin culpables y solo uno que otro despedido en su momento.
Eso ya no puede pasar en un país que se dice democrático; es el reflejo mismo del porqué la clase política hace lo que quiere con presupuestos y leyes, ante un pueblo mal preparado y sin hábito de lectura, y por lo tanto carente de un razonamiento civil que enderece el rumbo político y por ende social de éste país.
Desde hace cuarenta años en que se fundó la CNTE y un poco más que eso la corrupción y el charrismo en el SNTE, que esto sucede puntualmente: paros, plantones y ahora vandalismo.
¿Qué sigue?
Y la otra: en el hipotético caso de un acuerdo: ¿Cuántos años para nivelar a los niños en entidades como Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Michoacán –por ejmplo ante tantos ejemplos dados por el magisterio en éstas- que llevan años sin cumplir un ciclo escolar completo?
Esto ha influido en todo orden social: los que estudiaban primaria al inicio de los movimientos y disidencias en 1972, ya son económicamente activos: tenemos problemas como nación, como para no entender que México no es un gremio y su radicalidad a una evaluación necesaria.
La verdad tenemos un sindicato nacional de trabajadores de la educación –así con minúsculas- bastante gris, sin propuestas, servil. Igual una coordinadora nacional de trabajadores de la educación –también con minúsculas- hablando de un México que no se les une, pero al que agreden constantemente.
En ambos bandos hay un magisterio que no cumple: no da clases; unos por plantones, otros por comisiones o ausentismo consentido por supervisorías ineficientes que no regulan a sus docentes. Que no acude a los centros de trabajo a inspeccionar que se cumpla con los horarios.
En cientos de comunidades por todo el país, faltan los maestros, son horas hombre –como lo llaman en el argot laboral- que no se cubren nunca, que no se reportan nunca, pero que se pagan puntualmente a la quincena, como sucede con la disidencia «en la lucha».
A las autoridades les aparece otros problemas: no el tan difundido bullying que de vez en vez presenta sucesos tremendos, sino el narcomenudeo en las escuelas que ha dado origen a que la PRG instrumente ese su programa «operación mochila», con elementos no aptos para ello, en especial en secundarias, también parte del subsistema de educación básica.
Tenemos la verdad del salario de miseria del magisterio ya con licenciatura, la corrupción registrada en la «Carrera Magisterial» que controló exclusivamente la SEP –y que es equiparable a la llamada venta de plazas que todos niegan-, y otras tantas lindezas en la estructura oficial del sector educativo que tienen para más texto pero ya se acabó el espacio, por lo que éste tema va a quedar un tanto incompleto, como quedó el ciclo escolar 2014-2015.

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