Tubo de ensayo / Rene Delios

Una usuaria de la red -conocida actríz en nuestro medio cultural chiapaneco- subió a la frecuencia la foto de un recibo de Soriana en dónde ésta empresa de auto servicio, le cobró sin autorización 0.88 centavos a favor de un Grupo del Valle AC, que es de las cosas que se deben de regular en éste país, con eso de los cobros a velocidad en código de barras, y que por lo general, cuando es larga la lista en el recibo, no es revisado por el consumidor para no entorpecer la fluidez de la cola de pago.
Desde luego que para que esto de cobrar arbitrariamente una donación, hay omisión de la autoridad en dejar en claro a los consumidores que revisen los artículos que pagan, incluyendo el recibo, pues 0.88 centavos por los miles que pasan por las cajas de ese u otros almacenes, comprende decenas de miles de pesos por semana, sino es que cientos de miles, que alguien o algunos se ganan sin esfuerzo, robando –esa es la palabra- al consumidor.
Desde luego que, el o la cajera, ignora que la orden recibida por su superior de cobrar esa «donación» sin consultarla solo recae sobre su responsabilidad, pues es la ejecutora del robo, que se supone se consulta, como hacen también en Oxxo y su famoso redondeo –que no sabes nunca para quien es-, en el que aparecen fundaciones desconocidas que bien pueden ser para financiar cuestiones políticas y no precisamente altruistas.
El punto es ¿cómo –o quien debe- controlar ese abuso?
Por parte de los consumidores pues cada cual revisando lo que pagan, me queda claro, cosa que haré meticulosamente cada vez que acuda a un almacenes de éstos, y desde luego como por ésta vía, recurriré a otras para decir que en esos almacenes como el gobierno, nos roban.
Y ya para despedirme pues ¿Quién les autoriza pedir ese varo, y desde luego, el monto o, éste, depende de la cantidad que compraste?
Si es así, lo que se hurtan sin sudor es un varo a investigar, y desde luego se debe colocar, al interior de esos almacenes, por parte de lo que no sirve, o sea la Profeco, señalamientos de advertencia sobre éste tema que, sucede en cada almacén, de cada población de éste país.
Asu; desde luego que se trata de una lanísima que hace pensar que, hay corrupción.

Matraz

Hablar de periodismo, mis señores ni en las redes; los hay quienes, insultan en vez de informar o de plano, desinforman a modo como se ha visto últimamente con tanta nota falsa. No seré yo el que escupa para arriba porque no voy a esconder la mano y ni me voy a santiguar de lo que he pecado, pero sí que me sorprenden los que se desgarran las vestiduras hablando de un tema que la verdad aun es para cuestionar, desde la verdadera libertad de expresión hasta el derecho de prensa. Sencillamente no se da; censura y autocensura –o la manipulación, la peor- se extienden sobre el manto de la libre manifestación de las ideas en ésta entidad de oscuras en cuanto descarada historia política.
Así que como a nadie le gusta hablar claro de lo turbio, pues ahí tienen a la opinión pública, bien ubicada y observando cada vez más –que bueno, me cae- quienes son en verdad chayoteros, bocas del gobierno, pinches de Dios, gatilleros del diablo -¡ja!- o paleros de políticos desprestigiados.
Esa opinión pública es –como cuando los niños en primaria se ponen los primeros apodos- cruel; ignorante del intríngulis en –y no tiene porqué saber lo sucio de- los medios oficiosos, se la deja caer al periodista que es lo primero que lee o escucha.
Pero otra cosa es en el ambiente de las redes sociales. Ahí sí que cada periodista se muestra tal cual es y recibe la justa medición de acuerdo a lo que escribe, describe, analiza o externa.
Ahora sí que cada cual se bautiza solo.

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