Había una vez en un pueblo muy lejano una pequeña casa de campaña, donde nació una hermosa niña; todos los días su madre le contaba cuentos de hadas, de princesas y de príncipes; a ella le encantaban escuchar todas estas maravillosas historias. Cuando cumplió 12 años esta niña dejó de soñar con ser algún día princesa; ella comprendió que aquellas historias que la hacían dormir y soñar eran efímeras fantasías; esa ilusión de infancia llegó a su fin.
Una nueva ilusión llego a su vida, relatar su propia historia; el anhelo de esta adolescente ahora era conocer muchos países y poder hablar muchos idiomas; en nada se parecía esperar a su príncipe; esta joven estaba decidida a cambiar los relatos fantasiosos y plasmar que los propios deseos se pueden cumplir; e inició su aventura investigando y narrando una historia diferente; donde explicaba lo más atractivo de aquellos países que ansiaba conocer.
China, Rusia, Brasil, España, etc., ahora estaba decidida a ser una viajera; mientras pasaba el tiempo ella escribía más y más; entre tanto que ella investigaba más conocía esos países; estos relatos empezaron a conocerse y tuvieron mucho éxito. Años después se enamoró de las letras que la hacían llorar, soñar, reír, conocer, valorar; de ese amor a las letras nacieron libros, obras que ella misma creó; al ser entrevistada le preguntaron:
¿Cuál fue su motivación para escribir? , –ella contestó: una persona me enseñó y me dijo:
¡Se vale soñar¡
Rebanadas de energía
17 abril, 2024
