74 años de las Naciones Unidas / Claudia Corichi

Este 24 de octubre es el Día de las Naciones Unidas, su 74° aniversario. Fue en 1945 que los representantes de los 50 Estados fundadores (entre los que se encuentra México) firmaron la Carta constitutiva de esta organización, que entró en vigor en octubre del mismo año.

Desde su creación y hasta nuestros días, Naciones Unidas ha tenido cuatro propósitos fundamentales: 1) mantener la paz y la seguridad internacionales; 2) fomentar relaciones de amistad entre las naciones basadas en la igualdad de derechos y la soberanía de los pueblos; 3) la cooperación internacional para el desarrollo y respeto a los derechos humanos de todas las personas; y 4) servir como mecanismo para que las naciones alcancen sus propósitos comunes.

La ONU ha encabezado la agenda internacional de los derechos humanos y eso hay que celebrarlo. En el mundo hoy contamos con instrumentos internacionales en materia de derechos económicos, sociales y culturales, así como, civiles y políticos. Asimismo, existen los que establecen derechos específicos de grupos históricamente discriminados como las mujeres, la niñez, las personas con discapacidad y los trabajadores migratorios.

Gracias al trabajo coordinado entre países y a la dirección de esta organización hemos avanzado de forma progresiva en materia de derechos humanos; en sus convenciones y pactos se establecen las obligaciones de los Estados, lo que permite a las personas hacer exigibles sus derechos, aunque su ejercicio pleno continúa siendo un anhelo universal.

Es cierto que la ONU tiene algunas deudas pendientes en este campo. Por ejemplo, hoy se hacen necesarias convenciones del máximo nivel sobre los derechos de los pueblos indígenas y para las poblaciones LGBTTTI.

Por otro lado, también existen Estados que tienen deudas con la ONU, recientemente se dieron a conocer sus problemas financieros por retrasos en las aportaciones de algunos países, lo que ha sido catalogado como la «peor crisis de efectivo en una década» por el Secretario General de la ONU, António Guterres.

Resulta interesante analizar los efectos que tendría una reforma a la organización, que fue diseñada para una sociedad inmersa en la decadencia posguerra, pero que constantemente se encuentra en proceso de transformación. Hay nuevos retos que atender, entre los que se encuentra la estructura del Consejo de Seguridad y la eliminación del Consejo de Administración Fiduciaria (inoperante desde 1994, cuyo objetivo fue impulsar la independencia de territorios colonizados); así como, diferentes polos de poder que invitan a pensar en una posible reconfiguración que permita su continuidad y mejore el orden internacional a través de vías pacíficas ante una cambiante realidad.

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