A Estribor / Juan Carlos Cal y Mayor

Dura realidad

No hay nada peor que un gobierno distanciado de la realidad. Esto sucede cuando una cosa es la percepción de la ciudadanía y otra la que tienen los tomadores de decisiones. Al menos en ese sentido nos encaminamos hacia un eventual divorcio porque la realidad no se puede negar ni el solo se puede tapar con dedo. No puede el gobierno salir con sus cuentas alegres diciendo que ha disminuido la violencia cuando la sociedad se muestra indignada por hechos cotidianos que atentan contra la tranquilidad y la paz en los hogares. Gobernar no es una cuestión de cifras ni tampoco de culpas.
Según anunció el presidente, todas las mañanas se reuniría con el gabinete de seguridad para tener el pulso informado de lo que acontece en el país y así tomar acciones inmediatas. Eso ya no se observa en las mañaneras. La temática es multivariada. La única vez que alguien se atrevió a contrastar la información que fue en el caso del periodista Jorge Ramos, el resultado fue fatal. Parece que nos dieran un bolillo y con eso nos conformáramos. Nos dicen que se reúnen todas las mañanas, pero no se percibe el eco y la consonancia con una sociedad que observa con impotencia crímenes sin respuesta que se suceden uno tras otro, desde hace semanas.
Las ejecuciones se han vuelto un modus operandi que al menos en Chiapas no se observaba. Lo peor es que no sabemos a qué atenernos. Hay opacidad en la información. Apenas alcanzamos a inferir a que se debe. ¿Acaso el incremento de indocumentados por la falta de controles hasta antes del twitazo de Donald Trump? ¿Acaso el desempleo o la situación económica? ¿O es que ya operan bandas criminales de la delincuencia organizada? ¿Sicarios a sueldo?
Al menos yo, no percibo la presencia de la Guardia Nacional controlando los accesos a mi ciudad. Me indigna pensar o saber que Trump diga que hay miles de ellos en la frontera. Que hoy se priorice ese tema por encima de la seguridad de los chiapanecos. Ver camiones incendiados en tramos carreteros sin presencia de las autoridades. En cambio, ver trascendidos de los políticos aldeanos reorganizándose para mantener el poder. Los mismos rostros rindiendo pleitesía a los nuevos amos. La misma lógica cortesana que nos tiene sumidos en la indiferencia. Le dicen a un grupo de congraciantes que no habrá carretera San Cristóbal- Palenque y todos aplauden. Adiós a un anhelo de hace 20 años.
El asesinato de una pareja de personas muy apreciadas, se suma a la ejecución de una directora escolar a plena luz del día. El asalto en pleno boulevard y zona hotelera que termina en la ejecución de una persona a bordo de su vehículo. Una tras otra, las nuevas desgracias nos hacen ir olvidando las anteriores. Pero la indignación se acumula.
Yo prefiero, al menos por ahora, observar la presencia policial o de la guardia nacional. Retenes no para morder pidiendo papeles sino para cerciorarse de que no van malandros paseando por ahí planeando sus próximos atracos.
Urge conectar sensiblemente a las autoridades con el sentir ciudadano. Dejar de verlos cortando listones, dando discursos diciendo que todo estará mejor. Saber cómo podemos contribuir como ciudadanía y que está haciendo el gobierno más que ser simplemente reactivo a cada situación. Permitir que participen las organizaciones sociales. Que se pueda co-definir el destino de los recursos para la seguridad porque se habla de miles de millones y no sabemos nada, más que de escasas y maltrechas patrullas.
Mucho avanzó en aceptación el gobernador del estado cuando evitó las agresiones de los militantes del Mocri que pretendían sitiar la ciudad. La gente quiere orden y el gobierno debe garantizarlo. El horno no está para bollos. Se necesita pedalear día a día para encarar la situación económica que se agrava día con día. Se necesitan respuestas, no orquestas que tarareen promesas y esperanzas que necesitamos ver, convertidas en realidad.

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