A Estribor / Juan Carlos Cal y Mayor

Educación secuestrada

Apenas la semana pasada se dio a conocer en diversos medios locales y nacionales que existen 8 carpetas de investigación en contra del dirigente de CNTE, Pedro Gómez Bámaca, por diversos delitos, entre ellos usurpación de funciones y falsificación de firmas. Como respuesta al día siguiente, Gómez Bámaca les dijo –según se publicó- «vengan por mí» afirmando que no había recibido notificación alguna respecto de dichas denuncias. Dijo además que ya tenía cita con el presidente de la república misma que se llevó a cabo apenas ayer y en la que los líderes de la CNTE afirmaron que se acordó con AMLO un ‘pacto de no agresión’ para que cesen protestas, bloqueos y paros en País. El acuerdo específica que no habrá represión contra el magisterio de forma administrativa, laboral, económica, jurídica, política, ni social y que se habría de pagar los adeudos que se tiene con el magisterio a más tardar en dos meses, mismo al que presidente se habría comprometido. A la reunión tuvo que acudir el gobernador de Chiapas a pesar de que su postura ha sido firme para no dejarse presionar por el magisterio con quienes ha dialogado hasta el cansancio. Se han destinado recursos para cubrir adeudos de administraciones pasadas lo cual ha implicado un esfuerzo considerable dadas las precariedades presupuestales.
Por otra parte se manifiestan los normalistas de la escuela «normal» Jacinto Canek que a pesar de todos sus desmanes ahora exigen plazas al gobierno. Las autoridades de Zinacantan han decidido cerrar esa escuela para no seguir tolerando el comportamiento de los normalistas que ahora pretenden reabrir la escuela. Desde los sucesos lamentables de Ayotzinapa que utilizan como patente de corso, no ha habido poder humano que pueda frenar los excesos con que se manifiestan estos «alumnos» que lo mismo bloquean vías de comunicación, secuestran e incendian camiones y además de alterar el orden y realizar diversos destrozos.
Desde que el gobernador Rutilio Escandón tomó posesión se han dado muestras claras por parte de su gobierno para garantizar el estado de derecho, la paz y la tranquilidad social, sin dejar de lado los esfuerzos para encauzar por la vía del diálogo las demandas sociales. La sociedad chiapaneca ha respaldado estas acciones lo cual se traduce en el grado de aceptación que tiene el gobernador del estado. Es ahora cuando la ciudadanía debe respaldar al gobierno para que dejemos de ser rehenes de estos grupos de presión que esquilman el presupuesto que debería encauzarse para resolver los rezagos sociales en el estado.
No podemos permanecer al margen e indiferentes a estos hechos porque todos pagamos las consecuencias. Buena parte del presupuesto se destina a cubrir las demandas siempre salariales del magisterio. No piden apoyo para mejorar las condiciones en que se imparte la educación pública en nuestro estado. Los resultados en las evaluaciones a nivel nacional nos siguen colocando en el último lugar respecto de la calidad educativa. Por eso no se vale que al dar cobijo a las presiones de los maestros a nivel federal se echen por tierra los esfuerzos que hace el gobierno estatal. Puede ser que por ahora y con recursos extraordinarios de la federación se solventen los adeudos, pero la preguntan es sin con eso se van resolver los problemas o si por el contrario en lo futuro seguirán aumentando sus pretensiones como si el erario público fuera un barril sin fondo. Por lo pronto habrá que esperar que todo vuelva a la normalidad.

Aclaración pertinente

Respecto del texto que publique ayer donde mencioné a Carmen Aristegui hago la siguiente aclaración que ayer recibí vía inbox de la prestigiada periodista: «Estimado Juan Carlos: Leí tu texto esta mañana en donde me mencionas. Me permito enviarte este mensaje, sólo para aclarar que ninguno de los datos que refieres, sobre mi persona, es correcto. Ni recomendé al personaje que aludes -ni a ningún otro, nunca- para algún cargo público, ni tampoco tuve la relación que «se dice» con el personaje motivo de tu columna. Sin más, saludos y un abrazo. Carmen A.

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