A Estribor / Juan Carlos Cal y Mayor

Amloísmo

Dialogo circular lo llama. Lo cierto es que en sus diatribas matutinas el presidente descalifica una y otra vez a sus críticos a quienes llama adversarios. Ahí cataloga no solo a la oposición formal sino a todos aquellos ciudadanos, prensa u organismos de la sociedad civil que simplemente ejercen la libertad de expresión para manifestar su opinión o desacuerdo con el gobierno en alguno o varios temas. Expresarse, criticar, disentir, eso sería lo normal en un gobierno que se precia de ser democrático. La cuestión es que dice que respeta, pero no comparte, las opiniones de quienes por ese solo hecho tilda de conservadores.
Es completamente falso el cliché de que antes no se criticaba al gobierno. Por el contrario, se volvió deporte mofarse del presidente en turno. A Fox le hicieron miles de caricaturas, daba motivos para ello. A Felipe Calderón, ni se diga. La crítica fue precisamente lo que demeritó la imagen presidencial como sucedió con Peña a partir del asunto de la Casablanca y luego el caso de Ayotzinapa. Para el amloísmo la mejor prensa es la acrítica. El señor Molécula y la rubia emperifollada de las mañaneras representan la mejor caricatura del régimen en materia de libertad de expresión. Lo cierto es que son intolerantes. No soportan a quien los contradice. El disenso les causa urticaria.
El gobierno de la 4t se asume como una izquierda progresista, pero por el contrario da muestras claras de conservadurismo. Se alarman porque los bolivianos recurren al fervor religioso en su lucha contra el afán reeleccionista de Evo Morales. Son la ultraderecha. Al tiempo recurren sin pudor al apoyo del padre Solalinde y la iglesia evangélica en actos oficiales. Tiene como aliado a un partido hoy en proceso de nuevo registro, abiertamente religioso y antiabortista. Desoyen a los ambientalistas que protesta por Santa Lucia y el Tren Maya, a las feministas que marchan fúricas contra la violencia de género.
Son postneoliberales. Respetan la autonomía del Banco de México, pero echan mano del fondo de estabilización. De 250 tomaron 150 mil millones. Era un ahorro para contingencias, pero si baja el precio del petróleo no habrá manera de sortear el déficit. A persignarse. No subirían los impuestos, pero construyen un andamiaje con leyes draconianas persecutor en materia fiscal. Congelan cuentas a discreción. Intimidan al contribuyente.
Se niegan a aceptar el mote de socialistas. Pero entre sus filas vanaglorian al régimen cubano y la dictadura venezolana. Reciben al recién electo presidente de Argentina, hijo del kirchnerismo. Maduro dice que construirán en eje con México a la cabeza de la izquierda latinoamericana. Es la estrategia del Foro de Sao Pablo. Rescatan a Evo del «golpe de estado». Se asumen keynesianos. El estado gastalón. Entregaran dinero de manera directa a unos 22 millones de beneficiarios de los diversos programas. Construyen una base clientelar a partir del asistencialismo con el que pretenden abatir la desigualdad lacerante. Suben el salario mínimo, pero en materia de empleos formales van en caída libre. Desoyen a expertos porque son tecnócratas. Invierten una cuantiosa cifra en megaproyectos sin estudios de impacto ambiental y viabilidad financiera. Serán detonantes dicen, pero favorecen a unas cuantas empresas por asignaciones directas. Más menos, 91 mil millones Santa Lucia, 160 mil millones Dos Bocas, 175 mil millones el tren Maya.
No hay dinero para los estados y los municipios. Centralizan todo el gasto, pero les piden aumentar su recaudación. La inversión focalizada engullirá la mayor parte del gasto público. Otros proyectos necesarios para infraestructura en los estados dormirán el sueño de los justos. No son prioridad, salvo lo que diga el dedito. Los diputados ya no podrán gestionar recursos para sus distritos para evitar los moches. Las organizaciones campesinas ya no podrán lucrar porque el dinero va directo a los campesinos. No hay manera de medir el impacto en la economía. Sin reglas de operación ni mecanismos de medición será imposible.
El modelo económico y social es novedoso. Apuesta a crecer al 4% pero no se ve por dónde. En materia de seguridad habrá resultados tangibles en un año según lo prometido. Van contra todos los pronósticos de cualquier experto en temas económicos incluyendo al exsecretario de hacienda Carlos Urzua. La 4t va, le pese a quien le pese. Me canso ganso. Se llama amloísmo.

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