A Estribor / Juan Carlos Cal y Mayor

Condenados

Para quienes esperábamos el domingo pasado un asomo de sensatez y sentido común en el presidente de la república, la decepción es total. Perdió una gran oportunidad. No se dio por enterado porque simplemente no le interesa. Vive en otra dimensión. Ha perdido todo contacto con la realidad. Hablando solo ante un público inexistente en el patio central del palacio nacional. La escena es patética. El grito de ¡Viva México! al final de su arenga y del que nadie -porque no había nadie- hizo eco. ¿Pensará acaso que sus súbditos corearon desde sus casas? ¿Se contagiarían de su emoción?
Malas noticias. Era el momento de granjearse alguna simpatía entre las clases medias y evitar el deterioro de su imagen que va en caída. Todavía nos falta vivir el drama en las próximas semanas cuando se incremente el número de fallecidos por el coronavirus. Fiel a su costumbre, el presidente y su cohorte se encargaran de descalificar toda información que provenga de los medios de comunicación y las redes sociales. Sus súbditos saldrán a desgarrarse las vestiduras difundiendo que la oposición o la derecha quieren lucrar con la desgracia.
La única manera de sobrevivir al contagio es el aislamiento físico, quedándose en casa. Unos por temor o anteponiendo la salud sobre cuestiones económicas. Otros no podrán. Tienen que salir a la calle por necesidad a riesgo de contagiarse. La paralización de la economía es inevitable. Las pequeñas y medianas empresas no van a poder cumplir con mantener los empleos como el gobierno exige. Tampoco generarán ingresos y por ende se mermará la recaudación. Las más de 4 millones de PYMES generan el 81% del empleo y el 52% del PIB nacional. Para ellas no hubo nada en el anuncio del presidente. A rascarse con las uñas.
No comprende el presidente que la crisis es global. Que está afectando a las pymes en todo el mundo y muchos países las están apoyando. En su equipo de trabajo, los que si saben de economía, están ciertos de ese enorme problema pero el presidente no los oye. Ya es vergonzoso el desprestigio de Herrera y Romo. Se están acabando los ahorros del país y visto está que no han resuelto nada en el primer año de gobierno. Resulto falso que el circulante reactivaría la economía. La economía se precipitó a 0.1% y va por más. Su propio secretario de hacienda estima que caerá a -3% pero el presidente dice que no le cree. ¿Cómo es eso? ¿Alguien puede ofrecer una justificación racional al respecto? Los grandes capitales no tienen patria. Optarán por protegerse en los países que ofrezcan mejores oportunidades para mover con un teclazo sus inversiones. Difícilmente invertirán en el sector energético como presume el presidente. Una consulta patito y adiós inversión. Así no se juega.
Contra lo que algunos por ignorancia pregonan, el capitalismo global está más vivo que nunca y sabe ser resiliente. Empobrecerá un enorme segmento de la clase media. Lo vamos a pagar todos. Muchos de los que votaron por el ahora presidente van a resentir en carne propia su demagogia. Son obstinados, pero hay que ver cuando les llegue el agua más allá del cuello. Lo mas absurdo es que la corrupción sigue vivita y coleando. Su combate es retórica hueca. Lo saben los contratistas a los que ahora les piden por adelantado en las adjudicaciones directas. Por la necesidad, ahora sí, se incrementará la violencia y la descomposición social. Ya se avisora otro drama en el sector salud. No pudieron echar andar el INSABI. Las quejas por falta de insumos no provienen de los pacientes sino de los médicos y enfermeras que están arriesgando sus vidas por proteger la de todos nosotros.
Vienen tiempos aciagos. Ya se verá. No se puede esperar otra cosa cuando han hecho todo lo posible para destruir la economía. Las cifras no mienten, las evidencias son muchas. El presidente está fuera de sí. El tiro de gracia viene ahora cuando nos agarre una ola gigante que volteará de cabeza a este Poseidón que era México. Es la hora de poner manos a la obra. Se acabó el beneficio de la duda. No saben gobernar. No hay que perder el tiempo con los fanáticos, feligreses y súbditos. Que se convenzan solos. Sino ya se darán cuenta de que somos más cuando la gente se vuelque a votar para castigar los horrores de este gobierno de cuarta.

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