A Estribor / Juan Carlos Cal y Mayor

A Ciegas

Tras varios meses de parálisis en medio de la pandemia que azota a México y al mundo, caminamos a ciegas en absoluta incertidumbre. Desde finales de marzo, inició por recomendación de las autoridades de salud, el confinamiento y la suspensión de actividades no esenciales. Se trataba de no saturar los sistemas de salud y así poder brindar la atención adecuada para reducir las tasas de mortalidad.

Ya se sabía de la experiencia en Wuhan, China, que se extendió en los países asiáticos, luego los europeos y el resto del mundo. En enero, el presidente habría anunciado la desaparición del seguro popular para la implementación del INSABI que inició dando tumbos. Se acabaría la corrupción al consolidar las compras. Ya presumían los panegiristas de la 4t que como por arte de magia la atención médica y las medicinas serían gratuitas para toda la población, pero las quejas no se hicieron esperar. Se creó desabasto y se seguían cobrando cuotas. Faltaban insumos. Y eso que el presidente recorrió en vano las instalaciones hospitalarias del país. Se comprometió a tener en dos años un sistema de salud como en los países nórdicos, Dinamarca por decir los menos, cuando estamos a años luz de alcanzar esos parámetros.

Y se nos vino encima el reto más grande que han enfrentado los sistemas sanitarios en todo el mundo. Tuvimos la posibilidad de prepararnos. Pero todas las proyecciones fallaron. Encontraron a un grandilocuente personaje en el célebre Dr. Gatell, el rey de las maromas, que se ha encargado de justificar todos los desatinos propios y los que voluntaristamente el presidente ha querido imponer. Su negativa a utilizar el cubreboca se volvió política de estado así como el rechazo para gastar en pruebas que ha sido irresponsable.

Ahora dice Gatell que la curva se ha alargado gracias a la responsabilidad de quienes atendieron las medidas de aislamiento. Por otro lado, justifica la mortalidad por culpa de nuestros hábitos alimenticios con altos contenidos en grasas, así como la comida chatarra carente de nutrientes que fortalezcan nuestros sistemas inmunológicos. Pero dadas las condiciones sociodemográficas y económicas el confinamiento ha sido parcial. Poblaciones enteras en las zonas rurales y estratos sociales urbanos que viven al día no pararon sus actividades y propagaron el virus en medio de la tragedia que envuelve a miles de familias. El sector comercial del país, las clases media y media baja urbanas y rurales, absorbieron las consecuencias económicas de la parálisis. Los obligaron a cerrar y sin actividad se sumaron al confinamiento. Ahora ven quebrar sus negocios, incrementan sus deudas y no ven una luz en el camino porque el gobierno les dio la espalda.

A diferencia de la gran mayoría de los países que apoyaron a las micro, pequeñas y medianas empresas; el presidente los dejó a su suerte. «Que se rasquen con sus uñas» «No vamos a rescatar a nadie» y así dejó a su suerte a quienes generan el 80% de los empleos del país. Por eso la caída económica es estrepitosa (-17%). El desempleo se calcula en más de 12 millones de personas. Y como consecuencia lógica ¿qué creen? Se cayó la recaudación.

En medio del desastre económico el presidente va a Washington a anunciar la entrada en vigor del T_Mex como si fuera la panacea cuando no es otra cosa que la continuidad del anterior tratado solo que ahora en condiciones más desventajosas para México. Entre el semáforo que un día amanece en rojo y al otro día naranja y luego otra vez en rojo, la gente sale a la calle desesperada por reactivar su propia subsistencia y la economía del país.

Con las finanzas estranguladas, los recortes presupuestales en las dependencias, el presidente se obstina en inyectar todos los recursos disponibles en lo que considera su legado. Destinará 555 mil millones pesos a Dos Bocas, Santa Lucía y el Tren Maya. Tan solo una parte de ese dinero pudo servir para sortear las crisis con una política económica contracíclica para mantener a la planta productiva del país. Por eso es que caminamos a ciegas con un gobierno apartado de la realidad. Cada quien rascándose con las uñas. Solo que el gobierno se rasca con las nuestras…

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