A Estribor / Juan Carlos Cal y Mayor

Entre azul y buenas noches

Hace unos días reapareció de su letargo Manlio Fabio Beltrones para decir que el PRI debía mantenerse alejado de la «derecha rancia y golpista disfrazada de sociedad civil». Dijo que para eso la vía democrática y para eso están los partidos políticos, además que hay elecciones el próximo año y también está la revocación de mandato. Seguramente se refería al movimiento FRENAA, Frente Nacional Anti Amlo, que ha logrado sumar a un importante número de ciudadanos y se ha manifestado desde sus vehículos en muchas partes del país.

Pero Beltrones no hace honor a la verdad. Cierto es que entre las muchas consignas le piden a Amlo su renuncia o de plano que se vaya ya. La izquierda Lopezobradorista hizo de ese tipo de demandas un deporte y Beltrones nunca los llamó golpistas. En el frontal discurso del señor Gilberto Lozano que encabeza ése movimiento no hay un llamado que propiamente pueda ser considerado como un golpe de estado. Lo que sí hay que reconocer es que la ciudadanía se ha manifestado libre y pacíficamente. Nada tiene que ver con las marchas de anarquistas que realizan destrozos en comercios y monumentos históricos. Tampoco con la tradición de otras organizaciones siempre toleradas que bloquean caminos o vías férreas afectando derechos de terceros. Si lo que Beltrones critica son posturas ideológicas eso es otra cosa. FRENAA no puede postular candidatos porque no es un partido político.

El hecho de que la gente proteste en medio de la pandemia al llamado de una organización civil tiene que ver con que ninguno de los actuales partidos que se dicen de oposición ha logrado encauzar ese descontento. Hay que agregar que esa polarización es producto de un reiterado discurso presidencial que desestima la ciudadanía, descalifica a la prensa y estigmatiza a los intelectuales. «O estás con la transformación o estás en contra de ella» y esto no es así. Ese discurso no reconoce la pluralidad del país. En ese escenario no hay medias tintas. Por eso no cabe la mezquindad. Serán sin duda las elecciones las que darán cauce a toda esa inconformidad. Lo que si debiera preocupar a Beltrones es la intentona de Morena y el presidente por hacerse del INE y el desmantelamiento de organismos autónomos. Eso si que suena a golpismo o a una elección de estado.
El próximo año serán las elecciones más grandes de la historia. Se disputan 15 gubernaturas, Congresos Locales y muchos municipios. El presidente del PRI Alejandro Moreno ha declarado recientemente que buscará alianzas con los partidos de oposición. Aunque no se le dio mayor difusión, se deja entrever que ya existe un diálogo, pero del debate apenas comienza. Hay gobernadores priístas completamente alineados al presidente. Tal es el caso de Oaxaca con Alejandro Murat, el Estado de México con Alfredo del Mazo e Hidalgo con Omar Fayat. Será quizás porque no habrán de renovarse esas gubernaturas y les conviene llevarla bien con el gobierno federal. Por otro lado, hay muchos activos en el PRI que no están de acuerdo con el escarnio que se ha hecho de ellos.

El PAN capitaliza sin mayores méritos el descontento social. Ha sido mezquino con el ex presidente Felipe Calderón. Aunque ya no pertenezca a ese partido encabezó un gobierno panista y no dado una sola señal de solidaridad contra los agrios ataques a su persona. Parecen más preocupados porque el nuevo partido que encabeza Margarita Zavala les reste votos. Calderón sin embargo a dicho que _México Libre_ estaría dispuesto a sumarse a un frente opositor, pero tiene una limitante legal para poder ser parte de una coalición.

Las preferencias por Morena han caído drásticamente. Por eso los vemos ahora aliados al Partido Verde. La apuesta es por los programas asistenciales. No hay manera de suponer que puedan generar mayor simpatía más allá de eso. La economía está en el subsuelo, la inseguridad a todo lo que da. Muchos votaron por un cambio y pensaron que estarían mejor con López Obrador, pero eso no ha sucedido y al paso que vamos no sucederá. Eso afecta su popularidad y confirma que nada es para siempre. No es descabellado suponer que Morena, confrontado además internamente, sufrirá un serio revés el próximo año. Urge que la oposición deje de lado la tibieza. No puede seguir entre azul y buenas noches.

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