A Estribor / Juan Carlos Cal y Mayor

Altura de miras

En los próximos días veremos si los partidos de oposición a la 4t estarán a la altura de lo que millones de ciudadanos en México y en el caso particular de Chiapas, muchos miles les están reclamando. No ha sido fácil construir consensos y llegar a acuerdos entre antiguos rivales políticos. Tampoco es imposible. Nadie está mezclando el agua con el aceite. Simplemente van de la mano porque se trata de frenar el proceso de deterioro institucional que apunta a instaurar un régimen autócrata de corte fascista que está atentando contra la libertad de expresión, la pluralidad política y el estado de derecho. Es así y hay que decirlo con todas sus letras.

La visión aldeana

Lamentablemente en nuestra aldeana clase política son otros los intereses porque no todos parecen entenderlo. Somos como el eslabón perdido con el reloj retrasado ante el momento histórico que no está tocando vivir. Lo más importante, a mi juicio, es arrebatarle a Morena y sus alfiles políticos el control absoluto de la cámara de diputados con el que han hecho y desecho al antojo del presidente lo que ahora tiene postrado al país en una crisis económica, sanitaria y de seguridad, sin precedentes.

Eso pasa necesariamente por ganar las elecciones locales, de ahí que las alcaldías se convierten en el imán que puede atraer los votos hacia los diputados locales y federales. Por eso el PRI, el PAN y el PRD han decidido replicar la alianza total que será suscrita y anunciada el próximo 22 de enero. El partido Movimiento Ciudadano ha decidido no embarcarse en esta aventura. Apuesta a aglutinar figuras políticas y ciudadanas ignoradas por la burocracia política.

Ante la negativa arbitraria de su registro como partido político, México Libre, el partido que encabeza Margarita Zavala, ha optado por continuar como agrupación política abierta a hacer alianzas de facto con el PAN y por ende con los partidos de la alianza y en algunos casos, en lo local, podría hacerlo con Movimiento Ciudadano.

Otros actores políticos

Recientemente un grupo destacado de actores políticos y académicos a nivel nacional, suscribió un documento pidiéndole a «Va por México» apertura para candidaturas de la sociedad civil. Beatriz Pagés, Diego Fernández de Cevallos, Javier Lozano Alarcón, Carlos Alazraki, Benito Nacif, María Elena Pérez Jaén, Demetrio Sodi, Carlos Elizondo, Rubén Aguilar y Jesús Reyes-Heroles, entre otros. Cada uno de ellos, desde sus propias trincheras, han sido más críticos, valientes y proactivos que muchos de los que ahora aspiran a ser elegidos o reelegirse. Se la han jugado de frente, sin cortapisas y bien podrían abonar a ganar más espacios y realizar un destacado papel ahora desde la cámara de diputados.

Lo mismo han pedido las organizaciones de la sociedad civil que se aglutinan en torno a Sí por México y abonaron a construir el impensable acuerdo entre el PRI, el PAN y el PRD. Todos están conscientes de que el voto dividido puede favorecer a Morena que, aunque bastante disminuido y con sus interminables conflictos internos, podría imponerse en varios estados con el apoyo del aparato de estado que direcciona estratégicamente los programas asistenciales.

¿Cereza del pastel o manzana de la discordia?

Se lo he señalado a los distintos aspirantes a cargos de elección, particularmente en el caso de nuestra capital, con los que me he reunido, al igual que a varios dirigentes políticos. Sin embargo, parece que esa lógica no parece prevalecer. La disputa por la cereza del pastel, que es la alcaldía, parece estar por encima de cualquier otra lógica y nadie quiere dar su brazo a torcer. Todos creen merecerlo. Un acto de generosidad despojado de toda mezquindad, obligaría a la construcción de acuerdos cediendo quizá a sus pretensiones, lo cual podría consolidar candidaturas en todos los frentes, es decir, la alcaldía, las diputaciones locales y federales. Así de simple, pero al mismo así de complicado está resultando.

No hay consensos

Al igual que en Morena las encuestas podrían ser un factor determinante. Solo que en este caso no está habiendo piso parejo. La autopromoción esta desatada. El dinero y las estructuras partidistas son otro factor. Pero al fin de cuentas lo que debería importar es que sean «buenos candidatos». A mi juicio las dirigencias estatales deben establecer reglas claras para abonar a la construcción de consensos. No lo han hecho. Todos están haciendo sus amarres en lo oscurito para ser impuestos de acuerdo a las cuotas de cada partido. De ahí la incertidumbre de algunos. ¿Cómo esperan así sumar si cada quien se quiere salir con la suya?

No me queda duda de que nos está faltando altura de miras y generosidad. Cada quien parece estar pensando en su provecho político personal y sus intereses de grupo. De mi parte, más allá de las diferencias naturales, deben prevalecer las coincidencias. Los rivales no están mancos ni tullidos, no van dejar perder la plaza así por que sí. Si no se hacen bien las cosas, en el pecado llevaremos la penitencia.

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