A Estribor / Juan Carlos Cal y Mayor

Daños colaterales

Está claro que la pandemia agarró al planeta entero de sorpresa y se propagó por todo el orbe en cuestión de semanas o meses. A nivel mundial se reportan casi 100 millones (99.1) de contagios, unas 54.5 millones de personas recuperadas y 2.13 Millones de muertes. El primer rebrote vino con más fuerza y sigue causando estragos incluso en los países más desarrollados. Solo las zonas apartadas o más aisladas, donde no se aglutinan las grandes poblaciones, reportan pocos casos, pero son proporcionales al número de habitantes.

Solo pocos países tomaron medidas oportunas y lograron reducir la letalidad de manera significativa. Llama la atención que China, el país donde se originó el virus, reporte al día de hoy 88,991 casos, 82,556 Personas recuperadas y solo 4,635 muertes con una población de 1.393 miles de millones, 11 veces más que México. En contraste los Estados Unidos, Brasil y México, los tres gobernados por populistas (EU ya se libró del primero) presentan cifras catastróficas (dicho por el Dr. Gatell) derivadas de un manejo inadecuado y por ende irresponsable.

«Un daño irreparable. La gestión de la pandemia en México», es el nombre del libro en el que la doctora Laurie Ann Ximénez-Fyvie hace una crítica a las acciones tomadas por el subsecretario de Promoción Hugo López-Gatell en el manejo del coronavirus. La jefa del Laboratorio de Genética Molecular de la universidad Nacional autónoma de México (UNAM) y doctora de Ciencias Médicas por la Universidad de Harvard, expuso que las decisiones tomadas por Gobierno federal ante la crisis sanitaria no han sido las adecuadas e incluso se pudieron modificar en el camino para evitar esta crisis. «No es ignorante, es inteligente, pero esto no es error a falta de información, sino de una persona que ha tomado la decisión consciente de no hacer las cosas como debe ser».

Lo que realmente sucedió es que se trató de decisiones políticas para que se minimizaran al gobierno los costos económicos. Es un hecho que se subestimaron los posibles efectos. Del peor al menos peor escenario, apostaron al segundo y las cosas les salieron mal. Muy mal. Se desestimó por parte del Doctor Gatell el uso del cubrebocas, así como la aplicación de pruebas. De mantener semiabierta la actividad económica. El gobierno no destino suficientes recursos para salvar a los pequeños y medianos comercios. Por eso quebraron más de un millón y están en riesgo de quiebra las dos grandes aerolíneas (Aeroméxico e Interjet), por decir lo menos. La mayoría de los países han destinado hasta el 40% de su Producto Interno Bruto en programas de apoyo y México menos del 1%. Es la sentencia de muerte de un sector que genera el 80% de los empleos. La mayoría negocios informales, pero también formales. De ahí que las cifras del seguro social no reflejan la realidad ni los millones de desempleados o subempleados que hay ahora.

Lo verdaderamente criminal es que se sigan invirtiendo en plena emergencia recursos multimillonarios para las tres obras del presidente como si fueran urgentes y necesarias en este momento. Al menos las hubieran aplazado hasta que pase la tormenta. Pero no. No les importa. Lo más grave aún es que haya millones de fieles a este flautista de Hamelin que no está llevando al matadero. Es la indolencia y la frivolidad ante la tragedia. Es querer distraer la opinión pública con Benito Bodoque, andarle ofreciendo asilo a Assange o andar llorando porque le cerraron la cuenta twitter a Trump. Son los antiguos tlatoanis ofrendando sacrificios y adorando al Dios Sol buscando culpables de la hambruna y la tragedia.

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