Ah, la amistad / Rodrigo Ramn Aquino

Quienes conocen personalmente al gobernador Manuel Velasco Coello coinciden que se trata de un buen hombre, tendiente a las virtudes, sensible, preocupado por el prójimo; algunos más moderados, los que lo pensarían dos veces antes de meter las manos al fuego fiscalizador por él, atinan a decir «es un muchacho bien intencionado; los amigos no le ayudan».
Conversaciones de este tipo son de las más populares en las mesas políticamente correctas donde los integrados intentan justificar por qué el primer gobierno verde en el país le quedó a deber a los chiapanecos que votaron como nunca en la elección de 2012. Es a las malas compañías y al exceso de confianza a lo que más se les atribuye los malos resultados.
Para muestra un botón exhibicionista: Miguel Prado de los Santos. El recién nombrado secretario de Pesca y Acuacultura de Chiapas (otra vez) puede ser considerado entre los funcionarios o servidores públicos que más antipatía y rechazo ciudadano ha generado durante la actual administración. Cada posición nueva es acompañada de un enfado masivo en redes sociales.
De nuevo estamos al principio, sólo un buen hombre, que quiere, perdona, olvida y sostiene a sus amigos, como parece ser el caso del gobernador Manuel Velasco Coello, puede volver a nombrar en un cargo que ya ocupó —y que de acuerdo con diversos testimonios populares, no lo quieren ni en pintura— a un personaje político tan polémico como Miguel Prado de los Santos.

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