Al Son del texto / Tina Rodriguez

Desde luego que es saludable que se respeten las normas; que se clausuren los establecimientos ilícitos, los que no respetan los horarios establecidos y comenten abusos con los clientes, que ya no exista influyentismo en el ayuntamiento de la capital del estado, múltiples veces señalado escenario de tolerancia para todo tipo de clandestinaje.
Observamos en los operativos que no es así y que incluso puede participar la autoridad estatal para clausuras definitivas.
Solo que en éstos asuntos se debe actuar con mucho «colmillo»; la competencia entre esos giros es tremenda, desleal y sucia; las denuncias son orquestadas y en eso no debe caer la autoridad, salvo exista razón, como la de muchos ciudadanos que viven por la zona de antros, cuyos sonidos estridentes superan la norma y se les tiene que obligar a sellar sus establecimientos para que los vecinos en casa habitación no se vean molestados en la tranquilidad a que tienen derecho.
En esto no hay que hacer denuncias particulares porque existen en los archivos del ayuntamiento mismo desde hace años, en especial en el bulevard Belisario Domínguez en Tuxtla, por parte de ciudadanos afectados por el elevado volumen con que operan sus «servicios» de música a su clientela, que supera, se insiste, los decibeles permitidos.
Es aquí en dónde sin necesidad de concienzudo análisis es claro que ha habido proteccionismo, influyentismo, tolerancia en perjuicio de otros, violentando la norma de mando municipal.
¿O no?
Por eso es bueno que observen esas disposiciones para beneficio de quienes tienen derecho a un merecido descanso.

Al Son que me toquen…

Circuló en las redes la información de un accidente en la que perdió la vida un menor que viajaba con sus padres en una motocicleta.
Muy independientemente de los detalles del suceso queda clara la imprudencia de viajar con menores en ese tipo de transporte; sucesos como ese se dan por todo el país y más en vías de alto tráfico o tránsito pesado, en que los riesgos de viajar en moto se incrementan expotencialmente y más con menores a bordo.
Las motocicletas tienen ¡todas! un máximo de dos pasajeros ¿Qué hace viajando en éstas un tercero? ¡Y menos un menor de brazos!
También urge dejar en claro muchas cosas de vialidad entre los conductores, sancionarlos severamente por que no entendemos, y así reducir éste tipo de situaciones de pérdida de vidas humanas, que muy seguramente marcará para siempre la vida de la pareja que perdió a esa criatura de tres años. Va también para aquellas y aquellos, y reafirmo, no es cuestión de sexo, sino de sentido común para aquellas gentes que van manejando y hablando por celular, muchas, pero muchas ocasiones me ha tocado ver a mujeres y hombres, tras el volante con el celular en la mano, luego las lamentaciones, ya no sirven de nada. Tránsito del Estado, donde está?¡

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