Al Son del texto / Tina Rodriguez

Playas del Cármen, Quintana Roo.- La CNTE volvió a tomar carreteras en Chiapas, en especial la que va al aeropuerto Angel Albino Corzo y no dejaban pasar ni a la gente caminando.
¿Por qué?
Es decir si se quejan que violan sus derechos porqué atentar en contra del 11 constitucional y la libertad de tránsito.
Después de que «el puño» de la ley y el orden los obligara la semana pasada a recular y dejar libres los espacios que habían ocupado, los mentores de la disidencia volvieron por sus propios fueros a hacer lo que acostumbran: perjudicar a la ciudadanía.
¡O qué otra cosa hacen con éstos bloqueos? ¿Justicia?
Desde Chiapas hasta la ciudad de México, pasando por Oaxaca, Michoacán y Guerrero, se dio un desquiciamiento total y no se vio a nadie de la autoridad ejercer o aplicar la ley, en favor de millones de ciudadanos afectados por el desquiciamiento urbano provocado por los maestros.
Y es que el chantaje político habitual de la CNTE, sencillamente entró en desuso; es rechazado más que apoyado: muchos de sus seguidores en un principio ya vieron que caen en exceso, y hasta en toques de violencia en contra de quienes no coinciden con ellos y sus métodos anárquicos.
Hace unas semanas, el gobierno federal optó por poner límites a los integrantes de la CNTE para marchar como cualquier otro grupo ciudadano con plena libertad, sin plantones ni bloqueos de larga duración allá en la ciudad de México.
Carentes de financiamiento económico y padrinazgos políticos partidistas e institucionales –eso los legitima-, los dirigentes de la CNTE han recurrido a la toma de casetas con unos cuantos miles de seguidores para hacerse de recursos, lo que es un robo.
El desgaste tremendo no solo por los campamentos, sino también por imagen –incluso en la prensa internacional que no se vende al gobierno- hace creer que este será el último «grito de guerra» de los maestros disidentes que ante la reforma educativa en plena marcha, lo único que les queda es someterse a las nuevas disposiciones o resignarse a desaparecer paulatinamente del mapa político nacional, o seguir aceptando que grupos distantes a su causa, pero con intereses por resolver los propios, se les adhieran y le den más presencia.
Como órgano de poder la CNTE dejó de ser lo que antes era incluso en entidades dónde tiene presencia.
Y aquellos educadores institucionales que no lo quieran aceptar seguirán expuestos a perderlo todo: empleo, antigüedad en trabajo, beneficios laborales y la posibilidad de recibir apoyo económico que les permita mantener una lucha en las actuales circunstancias condenada al fracaso, porque no cuenta con el apoyo popular.
Ayer fue evidente el rechazo popular en lo general.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *