Al Son del texto / Tina Rodriguez

Dos casos llamaron la atención en las redes sociales en los últimos días y las protagonistas en distinto grado y nivel fueron mujeres, y guardando proporciones lo que destaca es que fueron victimizadas mediáticamente.
La catedrática Carmen Marín Levario fue acusada en una nota periodística de narcomenudeo, así de simple, con el ánimo de desprestigiarla a la vil usanza policial, por entrar en diferencias con el actual rector Miguel Angel Yañez Mijangos, al que han señalado de todo, incluso de solapar a catedráticos faltistas, esto a denuncia de los propios padres de familia.
Desde luego que la maestra Marín Levarios mereció apoyo de alumnos y ex alumnos, y desde luego del mundo intelectual chiapaneco, que conoce de su preparación e inteligencia, pero además del activismo por impulsar políticas de género que al parecer no son del gusto de un pequeño grupo de directivos denunciados por venta de plazas y calificaciones.
Obvio es que la acusación cayó por su propio peso y la catedrática pide se investigue y no se deje en saco roto está acusación que como otras, agreden a mujeres en el afán de minimizarlas o de plano desprestigiarlas como en éste caso prepotente y ruin.
El otro caso lamentable es el de la regidora de Villaflores, Ana Karen Morales Molina, exhibida en una serie de fotografías que reconoció como ciertas, y que afrontó con el nivel necesario, dejando en claro la poca monta del ex diputado David García Urbina, entonces pareja sentimental cuando fueron tomadas las gráficas, y que éste sujeto subió a las redes sociales con el ánimo de desprestigiar a su expareja, quien se insiste afrontó la situación incómoda a todas luces, polémica desde luego, que mereció críticas y cuestionamientos a su persona, como si la vida privada mereciera ser del escrutinio público nada más porque un tipo de poca ética y respeto, se quiere desquitar de su ex.
La intención en ambos casos fue desprestigiar a una mujer, desde luego que por parte de machistas o resentidos que no tienen ningún rubor en mostrar su bajeza y vileza, y que por fortuna no merecieron el eco buscado y por el contrario, se dio un rechazo generalizado generalmente de varones, y que mostró lamentablemente la moralina de no pocas mujeres que se le fueron a la yugular a la catedrática y a la regidora.
Ambas seguirán en sus cargos, y seguramente sabrán canalizar estos lamentables eventos a su beneficio y a la de mujeres que sean víctimas de éstas situaciones.

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