Alondra Leiner, la «reina» del escenario

 Hoy, Alondra, necesita el abrazo de quienes disfrutamos su trabajo y su ser. ¡Fuerza, querida!

Texto: Sandra de los Santos

Fotos: Ariel Silva

Desde que la conocí, hace cinco años, siempre me pareció toda energía. Ahora, ella misma dice que está cansada. Su cuerpo está librando una batalla. Decidí publicar de nueva cuenta este trabajo que hicimos con mi compañero Ariel Silva para recordarnos (y también recordarle) quién es Alondra Leiner. Hay momentos que somos árboles que dan sombra, y hay otras que necesitamos esa sombra. Hoy, Alondra, necesita el abrazo de quienes disfrutamos su trabajo y su ser. ¡Fuerza, querida!

Foto: Ariel Silva.

¿Quién es Alondra Leiner?*

Es bajita –su estatura apenas ha de rebasar el metro y medio-; tiene una amplia sonrisa, que a veces trata de ocultar porque sus dientes desfilan cada uno por su lado. Dice que es feliz y así parece cuando sube a ese escenario de oropel y en el  que un público diverso, de las distintas formas de las que puede ser posible, le aplaude sin parar.

Alondra León Leiner nació en Palenque hace 30 años. Es la estrella principal de un show que se presenta los viernes y sábados en la Palapa de la Negra, un antro gay ubicado al poniente sur de Tuxtla Gutiérrez.

Foto: Ariel Silva.

La vida de José Luis

De lunes a viernes Alondra  utiliza el nombre que sus padres le pusieron al nacer: José Luis Moreno. «Es mi nombre de pila» aclara cuando empezamos a platicar en su improvisado camerino que comparte con quienes también participan en su show.

José Luis es padre de una niña de 11 años, de quien se hace responsable desde que nació porque a ese  acuerdo llegó con la mamá de la niña. «Cuando nació  me la entregó y jamás volvimos a saber de ella». La ha criado con la ayuda de su familia y su pareja con quien vive desde hace nueve años.

Entre semana hace todas sus actividades sin travestirse: «Voy al trabajo –labora en una dependencia federal-;  a recoger a mi hija a la escuela, al súper, lo que tenga que hacer». No es que intente ocultar su preferencia sexual, no podría aunque lo tratara. Más bien dice que Alondra Leiner es quien sale las noches de los viernes y sábados a divertir a quienes se reúnen en la Palapa de la Negra, y su vida como José Luis es otra.

Todos me miran…

Y me solté el cabello, me vestí de reina,

me puse tacones, me pinte y era bella

Y camine hacia la puerta te escuche gritarme

pero tus cadenas ya no pueden pararme…..

Y mire la noche y ya no era oscura

era de lentejuelas…..

Gloria Trevi

En el clóset de su casa hay más ropa de mujer que de hombre. Muchos más tacones que zapatos. Utiliza varias horas del día a pulir su personaje. «Ella también me da de comer» dice José Luis refiriéndose a Alondra en tercera persona.

Cuando hicimos la entrevista José Luis estaba vestido como Jay de la Cueva, el vocalista de Moderatto. «Ahora me tocó hacerla de hombre» nos dijo con la naturalidad de quien ya se acostumbró a vestirse para la ocasión.

José Luis aclaró las dudas que tenía sobre sí mismo a los 19 años cuando salió del clóset. «Antes negaba mi preferencia sexual, aunque ya había tenido mis encuentros. Tenía claro que las mujeres no me gustaban porque había tenido relaciones en tres ocasiones con mujeres y no era lo que yo deseaba».

Fue cuando estudiaba la carrera de psicología –es psicólogo de profesión- que aceptó de manera pública su preferencia sexual. Estaba tan emocionado con su propia aceptación que casi se presentaba: «¡Hola! Soy José Luis y soy gay».

Creció en un hogar tradicional, en donde fue difícil que lo aceptaran. Él mismo tuvo que lidiar con el tema. Ahora dice que se ha liberado, que el poder vivir sin ocultarle a nadie su preferencia lo hace feliz.

Foto: Ariel Silva

Me encanta Dios

Me encanta Dios. Es un viejo magnífico que no se toma en serio. A él le gusta jugar y juega, y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna o nos aplasta definitivamente. Pero esto sucede porque es un poco cegatón y bastante torpe con las manos.

Jaime Sabines

Le encanta la música y la lectura. Alondra lee con frecuencia, pero aunque su familia es Cristiana practicante,  la Biblia nada más no le cabe «se me hace demasiado fantasiosa, y mira que leo fantasía». Nunca ha podido entender cómo las personas creen cómo alguien –Moisés- abrió en dos el mar.

A pesar de esa renuencia que tiene hacía eso tan «fantástico» en su show tiene un número en donde personifican – ¡Y de qué manera!- uno de los poemas más conocidos de Jaime Sabines: Me encanta Dios.

¿En qué espectáculo de travestis se puede ver algo así? Alondra lo hace y es uno de los números más aplaudidos. En medio de las mesas, en donde las parejas –diversas- se besan a placer se escucha la voz de Jaime Sabines diciendo «Me encanta Dios. Es un viejo magnífico que no se toma en serio…» Es su forma, tal vez,  de entenderse con él.

La Palapa de la Negra está ubicada en el poniente sur de Tuxtla. Por una pequeña puerta en medio de negocios de flores y frutas entran las y los visitantes.

Foto: Ariel Silva

El nombre del antro es literal. Es una palapa. En medio se levanta un improvisado escenario. Con telas vistosas y cuanta cosa pudieron encontrar, el resultado final es un tanto surrealista sobre todo cuando empieza el espectáculo.

En este sitio bailan y se besan  por igual parejas conformadas por hombre-hombre, mujer-mujer, hombre-mujer. Es un sitio libre, tanto que hasta las y los heterosexuales caben bien.

A medianoche sale Alondra Lainer. En su pasado fue «payaso» de fiestas infantiles. Aún le queda el tono de hablar de ellos y hasta la forma en cómo hace algunos juegos se le nota su antiguo oficio.

El show no es apto para quien no está dispuesto a reírse de sí mismo y de las y los demás. Lo que dice podría sonar muchas veces grotesco o discriminatorio, pero Alondra es clara «quien viene acá sabe lo que va a encontrar y siguen viniendo porque les gusta, saben que nada es personal, que es para divertirnos, que nunca va con mala intención».

Foto: Ariel Silva

Está consciente que su show no sería aceptado en todos lados. Tiene un público a modo, ya intentado salir de «La negra» y no se sintió a gusto.

Hace seis años comenzó a ser Alondra Leiner. Empezó conduciendo concursos gay. Al público le gustó y le siguió hasta que montó su propio show. No sólo hace imitaciones de diferentes cantantes, si no también hace sketch, que ella misma dirige.

«Esto se fue dando, quienes vienen ya no se conformaban con las imitaciones y querían más y quedaban contentos hasta que me quitaba la peluca y me arrastraba para bailar la Iguana».

Así termina, por lo regular, su espectáculo: se quita la peluca. Alondra queda sobre el escenario de oropel: bajita, rapada, maquillada, con tacones y sonriente. En ese momento es que ella se reconoce como una persona feliz.

*Este trabajo fue publicado originalmente en Chiapas Paralelo y Lado B de Puebla en mayo del 2015.

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