Alvarado, «cuando un amor se va»…/ Ruperto Portela Alvarado

– Todos se están yendo y yo aquí sigo esperando…
– Qué terrible condena…

«Cuando un amor se va, que desesperación, cuando un cariño vuela, nada consuela el corazón». Y solo es cuando se va de nuestro lado, pero «qué terrible condena» –como dicen los Ángeles Negros—cuando se va físicamente, cuando acaba su ciclo de vida y tenemos que separarnos para siempre.
Y como dijo una vez Chabela Vargas: «todos se están yendo y yo aquí sigo esperando». Se fue mi padre Celedonio Portela Sánchez y también mi madre Gregoria Alvarado Valerio; se fueron mis hermanos Cecilio y Mario y todavía estamos llorando su partida sin regreso.
«Es la ley de la vida/ el nacer y morir» y no queda de otra porque el tiempo es inexorable y nos obliga a atender el derecho de nacer, crecer y morir. Cosa que no sucedió con mi hijo Manuelito, fallecido recién nacido, cuyo dolor todavía estamos padeciendo. Qué lástima que alguna vez tengamos que escribir y lamentar este hecho natural de la vida que es la muerte, y a la que todavía no nos acostumbramos.
Habría que decir: «cuando nacemos, empezamos a morir poco a poco» o como dice el dicho popular, «la vida no es para siempre». Así, lamentamos la muerte de mi amigo, mi primo Regino Bravo Yépez, el muy querido Renogi, el que presumía de su fuerza, el que podía pararse pegado a la pared con la punta de los pies hacia los costados sin caerse; el que levantaba una «caja de pescado» o un trozo de árbol con mucha facilidad.
Hoy en este recuento recuerdo a mi amigo de infancia, de escuela y de vagancia, SOTERO SILVA HERRERA, un hombre que pudo lograr el éxito por su inteligencia, primer lugar en calificaciones escolares, en el boxeo y finalmente en el magisterio que profesó por varios años. Desgraciadamente falleció en un accidente automovilístico.
También está en la lista de los que se han ido, mi amigo Ricardo Padrón Almeida, «El Burro», quien fue un reconocido deportista, corredor de los cien metros planos a pesar de su estatura y su peso; uno de los mejores ciclistas alvaradeños y el de la respuesta rápida. Una vez le dijeron que «todos los putos en Alvarado usan chanclas» al momento y sin pensar les contestó:»pero no todos los que usan chanclas son putos». Él también usaba chanclas. También se fue.
«Pasó a mejor vida», dicen para consolarnos. El amigo, el compañero de trabajo, de vagancia –aunque era mayor que yo—el famoso «Mochilongo», Mario Ramón Ramón, a quienPablo Coraje le dijo un día: «Mario Ramón Ramón, un muchacho joven y fuerte, logró el Negro de la Fuente, dejarlo sin pantalón», también se fue. Mario, lo mismo tocaba la guitarra y cantaba, que sacrificaba y destazaba un puerco; bailaba y enamoraba a una mesera o corría como un gamo.
Se apagó la vela de la vida de mi tío Ángel Portela Sánchez y mi primo hermano y amigo, Angelito Portela Chávez, «El Auténtico». Uno, romántico cantador de tangos y después compositor de algunos y el otro un hombre de inteligencia sobrada; decidor de poesías, animador en carpas carnavalescas y de las Fiestas de Octubre, así como organizador de comparsas en las mojigangas. Todo un personaje al que le apodaron «El Auténtico» porque promovía su «rellena» (embutido de sangre de puerco en la tripa gorda lavada del animal) gritando: «aquí está la auténtica».
En el recuerdo de quienes se nos adelantaron en el umbral de la vida y que están en nuestro corazón, hay muchos y a ellos hago un homenaje por su paso en este mundo que de algo habrá servido. Y hago este recuento, porque la semana pasada recibí un mensaje donde me informaron que el arquitecto Carlos Bueno Flores, había muerto. La fatalidad de la vida; apenas el pasado mes de abril en primera y última vez, platiqué con él de muchas cosas de la vida y otra quizá sin importancia. Pero, cómo recordamos los pasajes y personajes de Alvarado y nos reímos a boca abierta.
Aclaro, no fui amigo del arquitecto Carlos Bueno, pero me lo presentó el amigo común,José Ángel Palacios Martínez, director de la revista «El Quijote de Alvarado» y tuve la oportunidad de platicar con él de manera agradable como era su carácter. Me perdía de mucho si hubiese tenido una amistad anterior y duradera, porque don Carlos fue una gente preparada académicamente y culta por excelencia. Agradezco el tiempo que me otorgó para platicar con él, aquella tarde-noche del mes de abril.
No menos importante fue la muerte del amigo de los alvaradeños, Felipe Zamudio, mejor conocido como «La Felipona» a quien mi hermano Gabriel le decía «La Bruja». Y como todos los «Corajes» –porque hasta donde sé, «La Felipona» era hijo del excelso compositor Pablo Zamudio Rosas, el inolvidable «Pablito Coraje»â€”tenía sus virtudes y una de ellas era construir muchas amistades. Lo conocí un poco en la calle cuando tenía más de diez chivos que andaban por todo el pueblo haciendo desastres. Se le fueron perdiendo poco a poco hasta que, los que quedaron, los recogió y encerró. ¡Vaya!, hasta a unos chamacos del vecindario de la Madero les apodaron «Los Chivos de la Felipona» por andar haciendo travesuras. Eran tremendos.
«La Felipona» se hizo popular cuando tuvo su puesto de frutas y verduras «El Tomatito» en la calle Netzahualcóyotl, entre Galena y Ocampo. Ahí fue uno de los puntos de bailes populares que con el tiempo fueron despareciendo de la cultura alvaradeña. Hoy ni siquiera sé dónde se celebran estos festejos que antes eran cada sábado y en distintos lugares.
En fin, «es la ley de la vida, el nacer y morir», dice la canción; es un proceso natural el nacer que conlleva a la muerte, a la que no nos hemos acostumbrado ni resignado. Vaya una plegaria por cada uno de aquellos que se nos adelantaron en el camino; de los que hoy recordamos y de aquellos que en sus familiares y amigos, aún están presentes. También una disculpa por aquellos que no menciono en este recuento fatal, pero que amigos cercanos o casuales, son también glorificados en el seno del Señor de las Galaxias, el Todopoderoso que todo lo crea, todo lo manda y decide.
Por eso, «no tengo miedo a la muerte/ sino, a no morirme tengo miedo/al balbucear mi desconsuelo/ de por vida no tenerte. /No te tengo y estás aquí/ muy cerca de mi cuerpo/eres luz y no soy feliz/ te siendo lejos/ en el firmamento/. RP@…
Para contactarme: rupertoportela@gmail.com

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