Alvarado, una carta para mis amigos… / Ruperto Portela Alvarado

– Gracias Ché Palacios y a ti María Luisa Chávez
– A todos que confirman mi sentimiento alvaradeño

Algo has de tener tú –Alvarado- que ando buscando y no encuentro; pero con la generosidad de los alvaradeños certificada y la amistad confirmada, me puedo dar por pagado.
Hoy sé que todavía hay quienes se acuerdan de aquel niño, el joven y el viejo que soy y además de un alvaradeño que está orgulloso de la tierra y la madre que lo pario. De mis padres:Gregoria Alvarado Valerio y Celedonio Portela Sánchez, en primer lugar.
También de mis hermanos a los que amo con el corazón, con el alma: Daniel, Cecilio(+), Aída Luz, Mario (+), Gabriel, David, María Vicenta y Matías. A todos, este mensaje de amor, por lo que no he podido decir con palabras.
Reitero lo que he dicho siempre, quiero y amo a Alvarado y reconozco que el más grande patrimonio que tiene es su gente que no ha sido aprovechada en su talento, en su capacidad e inteligencia. Mis amigos son parte de ese activo.
A ti, José ángel (Palacios Martínez) y tu esposa María Luisa (Chávez), quiero agradecerles su atenciones y hospitalidad porque después de 42 años de periodista, no escribía unas letras dedicadas a Alvarado y los alvaradeños y tampoco recibía como tal, tantas atenciones por mis paisanos como las ofrecidas por ustedes que son sinónimo de amistad y proclives a la generosidad característica de los alvaradeños.
Les agradezco Ché Palacios y a tu esposa María Luisa, la plática que tuvimos de «historia de Alvarado», de nuestros personajes favoritos y los tiempos idos de adolescentes que fue toda una experiencia que deseo volver a repetir. Ese día los conocía cual son: un gran hombre y una gran mujer; grandes alvaradeños como los que he descrito en mis artículos. Ahora te conozco José Ángel, mejor que en aquellos tiempos de estudiantes. Sé que no has sucumbido «al canto de las sirenas» que ofrece el poder y has mantenido la línea de defensor social desde el nivel de las trincheras que ha tenido.
A tu esposa María Luisa le agradezco el reconocimiento inmerecido que me ha prodigado; pero lo acepto porque lo siento sincero. Tú eres José y ella es María, simbiosis de amor mutuo y por el prójimo. No pierdo la oportunidad para disculparme, con toda la pena, de que no haya correspondido a tu invitación para departir en tu casa. Ya te comenté por qué, pero nunca hay justificación porque el que te abre las puertas de su hogar te está demostrando amistad y confianza.
Quiero corresponder a esa bondad, enviándoles desde aquí, la invitación para que me visiten en Chiapas y mi casa que será la de ustedes. Les agradezco los libros que me donaron sobre Alvarado «mi tierra querida» y en especial los «Anecdotarios» de mi amigo, el doctor Rafael Miravete Oropeza quien además de ser un reconocido profesional de la medicina es un excelente recopilador del Alvarado de ayer, hoy, mañana y siempre, con mucha vena literaria.
No quiero dejar de mencionar la charla que tuvimos con el arquitecto Carlos Buenos Flores, un personaje del que estoy obligado a mencionar entre mis favoritos porque además es un excelente conversador y anfitrión como todo un alvaradeño. Ya supe quién es el»Cazachaneques», con quien quedó pendiente una plática sobre «asuntos sin importancias» y porque no, también una partida de dominó para fundirnos más en ese gran proyecto que es «El Quijote de Alvarado», del que ya haré mención a partir de la entrevista improvisada que al respecto te hice, amigo José Ángel.
No me despido de ninguno de ustedes porque el camino de Tuxtla Gutiérrez a Alvarado ya está trazado como el de allá para acá donde los espero con los brazos y puertas abiertas. Con el aprecio de siempre, su amigo Ruperto Portela Alvarado. RP@…

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