Analisis a Fondo / Francisco Gmez Maza

El lunes, Peña recibe a los reyes españoles

[dropcap]A[/dropcap]l mirar detenidamente las fotos que le tomaron a su salida del hospital, el presidente tiene cara de enfermo, Puede ser explicable por la cirugía de extirpación de la vesícula biliar. Pero tal operación en condiciones normales no es peligrosa. Afortunadamente, la vesícula no es un órgano imprescindible para la vida. Puedo vivir sin ella, aunque con una dieta muy especial.
Pero al presidente Peña Nieto, tal vez por el intenso trabajo a que está sometido por la investidura de jefe del poder ejecutivo, no se le ve cara de gente sana, desde hace ya algún tiempo. Sus facciones son siempre las de una persona enferma de algo. Y las habladurías se incrementan en torno a una eventual muy mala salud que va más allá de una simple extirpación de la vesícula o un problema de la tiroides.
Ésta es la segunda vez que Peña Nieto pasa por una cirugía. El 31 de julio de 2013 le retiraron un nódulo tiroideo que resultó benigno y no dañó las cuerdas vocales del mandatario. Siempre de acuerdo con las versiones oficiales a las que hay que creer porque no hay otra fuente de información de la salud presidencial.
Es preocupante el estado de salud del mandatario, independientemente de que se sea de su partido o de las oposiciones. Quiérase o no, el señor es el presidente de la república, mientras la constitución política así lo determine.
Por lo mismo, la casa presidencial está obligada a informar con veracidad, sin ocultar nada, de la salud de Peña, sólo por ser el presidente. No son suficientes los boletines médicos acerca del ingreso al hospital, del éxito de la cirugía, del estado general de salud del indiciado. Los ciudadanos tienen todo el derecho de saber la verdad y nada más que la verdad.
Ésta no es la primera vez que Peña Nieto pasa por el quirófano del hospital militar. El 31 de julio de 2013 la presidencia informó que le retiraron un nódulo tiroideo que resultó benigno y no dañó las cuerdas vocales del mandatario, de acuerdo con el boletín oficial. Aquella operación no fue de urgencia, como en esta ocasión, sino que se trató de una intervención programada, a cargo del otorrinolaringólogo Juan Felipe Sánchez Marle, quien mantuvo hospitalizado al presidente tres días después de la operación.
Es pues muy importante que el vocero presidencial no oculte ninguna información y explique con la verdad el porqué de las facciones enfermizas del jefe del poder ejecutivo. La gente debe de estar informada y saber toda la verdad. Es muy importante para hacer frente al chismorreo que de repente se convierte en versión oficial.
Qué bueno que la operación fue exitosa. Qué bueno que la vida del presidente nunca estuvo en peligro. Qué bueno que, como lo dijo el médico, goza de cabal salud.
Lo que diga la Constitución sobre la «falta absoluta» de presidente no tiene la menor importancia, por el momento.
A desfondo: y mientras se teje y reteje en los corrillos en torno a la salud presidencial, el dólar estadounidense sigue borrando al peso, en una devaluación silenciosa que llegará a niveles insospechados simplemente porque no hay política cambiaria en este país, donde nunca ha habido política cambiaria. En casas de cambio ubicadas en el Aeropuerto Internacional «Benito Juárez» de la Ciudad de México (AICM), el dólar estadounidense registraba este domingo un precio promedio de 15.32 pesos a la venta y 14.69 pesos a la compra. El euro se vendía hasta en 18.49 pesos y se compra en un mínimo de 16.80.

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