Analisis a Fondo / Francisco Gmez Maza

El más descarnado neoliberalismo

La estabilidad macroeconómica, a cambio de la pobreza y el hambre

Estoy oyendo presidente de la república y oigo a los Bush, a las Thatcher, a los Pinochet, a los Rajoy, a los líderes de la Unión Europea, a los dueños del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Pero no escucho a los trabajadores.
Hablan los dueños de los gobiernos de la crisis en la que se desenvuelven las economías, pero sólo se refieren a las economías de la plutocracia. No les pasa por la frente la permanente, inacabable, eterna crisis en la que sobreviven miles de millones de trabajadores, que son los que, con su fuerza de trabajo, le dan vida a la economía de los poderosos.
Qué haría un Carlos Slim si no dispusiera de esa legión de dependientes que cobran sólo para medio vivir, pero que privilegian y acrecientan el capital de este magnate que compite entre los poderosos en los primeros lugares de la riqueza.
Y ese, el de Bush, Thatcher, Pinochet, Rajoy etc., es el discurso del presidente Peña cuando presume con orgullo sin igual de que México goza de estabilidad macroeconómica, sin decir que el de la estabilidad macro es el México de la alta clase política y del puñado de ricos que detentan los grandes medios de producción. El resto, los millones, se debaten entre la pobreza, el hambre, la inseguridad social, la incertidumbre ya no del futuro, sino de las horas siguientes del día.
Pero esos, los trabajadores, los asalariados, los que reciben su sueldo mediante recibo de honorarios, que no tienen derechos laborales, ni seguridad en el trabajo, ni futuro, que pueden quedarse sin empleo nomás por gusto del patrón, estos no tienen la menor importancia. Únicamente son carne de cañón, mano de obra barata, regalada, votantes que venden su voto por dos bolsas de pasta de harina. Esos no valen nada. Son como los cadáveres de los anfiteatros de los hospitales, o cuerpos sin vida asesinados por el narco, o daños colaterales en la confrontación de las fuerzas de seguridad con la llamada delincuencia organizada.
Tiene razón el presidente. El México de los personajes que entran y salen de las páginas de la socialité, de Who, de Hola, de la prensa rosa, de las revistas del corazón, de los vestuarios carísimos, de las zapaterías de lujo, sí goza de la estabilidad macroeconómica destacada por él frente al rey español, otro figurín de la plutocracia española, que ni siquiera europea, porque estos ricos no le llegan a los de Alemania o de los países bajos o del norte europeo, y ya no digamos a los lores británicos.
Las crisis económicas y financieras, éstas tan alharaqueadas ahora para disimular fracasos de políticas económicas o hurtos perpetrados por banqueros facinerosos, le hacen lo que el viento a Juárez a la plutocracia, cuyos defensores, los gobiernos plutófilos, al servicio de las clases dominantes, no descansan en destacar que la economía tiene que ir avalada por la estabilidad macroeconómica.
Pero no hay que olvidar que el color con que los pobres miran al mundo no es el color con que lo ven los magnates del capital. Y la realidad es del color del cristal con que se mira. Y para eso están nombrados los gobiernos como el mexicano. Para defender y privilegiar los intereses muy personales y de grupo de las clases dominantes, particularmente los plutócratas. Hacia el aseguramiento del bienestar de éstos se dirigen las políticas públicas.
A desfondo: Ahora resulta que Bimbo, Pepsico y Cemex van a hacer negocio con los pobres. (¿Qué? ¿No lo estaban ya haciendo? Si los pobres son los que los han enriquecido) Daniel Servitje, hijo del dueño de la panadería más grande del México y muchas partes del mundo, resaltó la importancia de las pequeñas tiendas tradicionales en su negocio, por lo que busca evitar su desaparición a través de programas para dotarlas de las herramientas tecnológicas como terminales, puntos de venta, aceptación de vales de despensa y pago de servicios… El de Pepsi, Pedro Padierna, explicó
: «Nosotros, como empresas, competimos mucho en el mercado, pero tenemos un fin: que sobreviva el comercio pequeño, para nosotros, es fundamental y lo apoyamos. También hemos encontrado enormes oportunidades de crecimiento en la base de la pirámide». Jajaja. La base de la pirámide (la pobretada, pues) para los bisnes. Y otro tanto dijo el de Cemex.

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