Analisis a Fondo / Francisco Gmez Maza

¿Se fugó El Chapo o «lo fugaron»?

Tan espectacular huida como la de Puente Grande

[dropcap]E[/dropcap]l Chapo deja de nuevo en evidencia al gobierno federal – muy frágil, contra lo que se afirme, el sistema carcelario y de alta seguridad no tiene nada -, o su «fuga» podría ser producto de una negociación no tan en lo oscurito. Podría ser para bajarle el tono a la guerra. Negociación como la que concretaban los viejos gobiernos priístas con los narcos.
Todo puede ser. Y es que nos tienen acostumbrados a la simulación. No hay ninguna respuesta para tantas preguntas. Rarísima, sospechosísima, la fuga del narcotraficante más rico de México, según Forbes, porque el de Almoloya es el penal de más alta seguridad y el gobierno había afirmado, cuando detuvo al capo, hace poco más de un año, que no había manera de que se fugara de nuevo, como lo hizo de Puente Grande, en el 2001.
El 19 de enero de 2001 se había evadido de la prisión de Puente Grande, en el estado occidental de Jalisco, a bordo de un camión de limpieza, gracias a la ayuda prestada por funcionarios del penal. Comenzaba el sexenio panista de Viciente Fox Quesada, quien fue acusado por observadores y analistas de haber decidido la buena suerte del contrabandista.
La huida del presunto criminal quedó envuelta en las dudas que el gobierno nunca se interesó en despejar.
Nuevamente, en febrero del año pasado (2014), elementos fuertemente guarnecidos y armados detuvieron de nuevo al jefe del Cártel de Sinaloa y lo metieron a Almoloya, el penal de más alta seguridad del sistema carcelario mexicano. Las autoridades presumieron de la jaula, y aseguraron que El Chapo jamás huiría. Pero hete aquí que siempre huyó, y de nuevo en condiciones muy poco claras.
Y como este país es el país de la simulación, pues la mayoría de los analistas y observadores, así como expertos en seguridad, están en un océano de dudas desde el momento en que la noche del sábado pasado la Comisión Nacional de Seguridad, encabezada por Monte Alejandro Rubido, informó de que Joaquín Guzmán había desaparecido de Almoloya.
Pero no obstante que Rubido ha explicado a detalle la huida, de nuevo peliculesca, de El Chapo, las preguntas sin respuestas convicentes asaltan a quienes nos dedicamos al periodismo.
Cómo fue que huyó el reo si estaba en el mejor y más seguro – alta seguridad – penal del sistema carcelario mexicano.
Cómo fue que huyó si estaba cuidado por los mejores equipos humanos y tecnológicos.
¿Mostrará el Comisionado los detalles de la construcción de un túnel desde las regaderas del penal hasta una construcción en obra negra de una colonia vecina distante del penal como un kilómetro y medio.
Cómo es posible que los vigilantes de los reos no se hayan dado cuenta de la existencia del túnel si su entrada estaba en una zona visible como son los baños del penal.
Y Agregue usted las preguntas que se le ocurran,
Ahora, la fuga de El Chapo demuestra, o puede demostrar varias realidades.
Que el reo sigue siendo muy poderoso, y muy inteligente, como para burlarse de las autoridades, violentar las estrictísimas medidas de seguridad del penal, menospreciar la capacidad ténica, profesional y humana de los equipos humanos encargados de velar por la seguridad del penal y de la población carcelaria.
O que, como en Puente Grande, El Chapo contó con el apoyo de personal de la vigilancia carcelaria. Es decir, los corrompió para que se hicieran de la vista gorda e inclusive para tapar la construcción de un túnel muy sofisticado por donde podría haberse fugado toda la población carcelaria que está en el área donde mantenían a El Chapo.
También puede especularse con que el presunto criminal, o su organización – el Cártel de Sinaloa – haya sido llamada por negociadores gubernamentales para concertar alguna tregua, algo importante, a cambio de la libertad de su jefe.
Todo puede especularse en torno a este asunto. Es muy extraño que Guzmán ya se haya fugado de dos penales ¡de alta seguridad! Y con la mayor facilidad del mundo.
Claro que la fuga del hombre éste atenta contra la seguridad del Estado. Pero… Las dudas persisten, de que la evasión haya sido concertada.

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