Analisis a Fondo / Francisco Gmez Maza

La vacilada de la democracia

Por fin, van a acabarse las campañas

A punto de terminar el periodo de campañas electorales. Uf. Qué buena noticia. Ya no escucharemos, ni leeremos, discursos propagandísticos mentirosos, llenos de promesas de idiotas para idiotas. Aminorará la contaminación visual.
El miércoles 3 de junio se acaba la posibilidad de hacer propaganda. Los contendientes tendrán que levantar toda esa horrorosa propaganda en las calles de las ciudades: toneladas de basura electoral que representó un gasto de miedo en tiempos de hambre.
Los candidatos – presidencias municipales, congresos locales, gubernaturas, jefes delegacionales, asambleístas, diputados federales – tendrán que entrar en sosiego. No hablar a su favor en ningún medio de propaganda.
Dicen los que inventaron esta vacilada que, del venidero miércoles al siete de junio, es tiempo de reflexión para los ciudadanos para decidir su voto. A ver quién da más despensas, gorritas, camisetas o paraguas, ahora que ya es tiempo de agua. (Este miércoles por la tarde se caía el cielo. Qué bárbaro. Cuánto y cómo llovió. ¿Así sería el diluvio universal?
Pero no se hagan ilusiones. No van a ir a las urnas más que unos 30 de cien ciudadanos. Quizá un poco más en los estados y en los municipios, lo cual beneficiará a los grandes negocios partidistas. A los grandes comerciantes de la democracia. A los mañosos. Al cártel de la Partidocracia.
Ay, dios mío. Cómo me da risa la democracia mexicana. Pura simulación. Y transas. Como en Michoacán, donde – dicen en Los Pinos – que ganará el perredista Silvano Aureoles Conejo. Que desde hace meses recibió la bendición del Tlatoani. O el PRI en la Cámara de Diputados. Harán mayoría.
Es que las urnas electorales son mágicas. Y los del IFE – Perdón. Los del INE – son maestros del ilusionismo. Ya tienen todo listo. Como siempre. No han nada nuevo bajo el sol en esta rusticatio mexicana.
Pero es que tiene que ser así, mientras los mexicanos agachones – Agachados, diría el maestro Rius – lo permitan. Y no estoy apostando por la seudo izquierda del PRD y Morena. No. Estos dos son coyotes de la misma loma. – ¿O no, Andrés Manuel? Lo sabés. No te hagás el desentendido -. Me refiero a la ciudadanía. Lamentablemente la mayoría de los líderes, al final de cuentas, se corrompen como los cadáveres.
No puede ser de otra manera. Y seguirán los mexicanos padeciendo los efectos de la corrupción y la impunidad, a pesar del sistema nacional anticorrupción. No son profeta. Pero ya lo verán. No lo veré yo, afortunadamente. Al rato. No falta mucho. Me iré.
Y es que esta democracia está concebida para que no pase nada. Para que no haya cambios. Para que se mantengan los reducidos grupos de privilegiados en el «poder». Para no sólo no afectar, sino privilegiar los intereses de las clases dominantes: la clase política, la partidocracia, los poderosos pelafustanes de la economía.
Los ideólogos de la antigüedad inventaron la palabra Democracia – un término imaginario, fantástico, mentiroso (qué es eso de «el poder del pueblo») para manipular a los ciudadanos y para que la riqueza no de desbalague, no se «democratice».
Da miedo salir a la calle. Cientos de miles, millones de personas que caminan por las avenidas, por los transportes colectivos, con la mirada perdida, con los oídos tapados, sin esperanza, a pesar de traer el celular en las manos. Son legiones. Y a los poderosos les interesa que vayan por la vida como zombís. Así es más fácil manipularlos. Así es más fácil preservar, proteger, «el derecho a la libertad» económica. Que mueran los feos, como dice mi colega Roberto Fuentes Vivar.

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