Analisis a Fondo / Francisco Gmez Maza

Raniere, en la Cancillería

La secta sexual, en la SRE
Jileta, operador de NXIUM

[dropcap]E[/dropcap]n la Plaza Juárez en la exquisita atmósfera del piso 14 de la Secretaría de Relaciones exteriores, se encuentra el escondrijo de un conspicuo personaje de la secta sexual NXIVM, capitaneada por Keith Raniere, a quien un jurado lo declaró culpable de los siete delitos de los que se le acusaba, entre ellos crimen organizado, tráfico sexual y fraude, además de cargos por pornografía infantil, extorsión y robo de identidad.
Sólo por el delito de crimen organizado debería ser condenado a cadena perpetua.
Se trata de Javier Jileta Verduzco, uno de los principales consejeros de la subsecretaria para Asuntos Multilaterales, Martha Delgado Peralta, la «tapadera» de este siniestro colaborador, quien desempeñó un papel esencial en el reclutamiento de víctimas para los placeres de Keith Raniere.
Jileta, quien ostenta el cargo de jefe de la oficina, en la mencionada subsecretaría, estudió economía y emprendió una maestría en la Urban Development Planning en el University College London y ha sido uno de los más férreos panegiristas del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Como Emiliano Salinas Occelli –el hijo del expresidente Carlos Salinas de Gortari– Javier Jileta hasta ahora ha gozado de cabal impunidad.
¿Hasta dónde podría estar involucrada la subsecretaria de Relaciones exteriores en esta trama? La relación entre Martha Delgado y Jileta está a partir un piñón. Ambos se conocen a la perfección; este dúo comparte gustos y afinidades. Ambos presumen su activismo como ambientalistas, pero la cuarta transformación los premió y ahora despachan en el equipo del canciller Marcelo Ebrard y cuentan con la bendición de López Obrador.
Jileta fue uno de los promotores de la mentada Constitución Moral enarbolada por López Obrador durante su campaña electoral.
Bajo el disfraz se la secta sexual que «operaba» como un supuesto grupo de autoayuda y crecimiento personal con cursos y seminarios que llegaron a internacionalizarse y tener sede en México, esta mafia se encargaba de tráfico sexual y pornografía infantil, entre otros delitos.
Como Emiliano Salinas y Rosa Laura Junco, Javier Jileta, quien también ocupaba un cargo importante en la secta sexual, se encargaban de resguardar el material comprometedor que entregaban las integrantes y con el que luego eran chantajeadas.
Jileta aparece en el video publicado en las redes sociales bailando desaforadamente en «honor» de Keith Raniere con motivo de su cumpleaños y fue Jileta uno de los que, aprovechando su cargo en la Secretaría de Relaciones Exteriores, maniobró para esconder en Puerto Vallarta al líder de la secta hasta que fue detenido y extraditado a Estados Unidos para ser juzgado y condenado.
El canciller Marcelo Ebrard debe entregar cuentas sobre la conducta de la subsecretaria Martha Delgado, quien tiene la responsabilidad de los asuntos multilaterales y los derechos humanos de la SRE, pero que en realidad encubre a su protegido Javier Jileta.
Durante las seis semanas de juicio contra el líder de la secta sexual NXIVM se escucharon historias macabras, como la contada por Daniela, una de las tres hermanas mexicanas seducidas y captadas por la secta que llegó a estar dos años encerrada en una minúscula habitación; o la de su hermana Camila, apodada La Virgen, quien fue la primera esclava sexual de la secta y con la que Raniere, que se hacía llamar Vanguardia, tuvo relaciones sexuales continuadas durante años, que se iniciaron cuando ella era menor de edad y que la obligaron a abortar en más de una ocasión.
La otra hermana, Mariana, es la última esposa conocida de Raniere, y estaba con él cuando fue detenido en México a principios de 2018.
Javier Jileta era parte del círculo cercano a Keith Raniere y debería responder por su actuación en la secta sexual NXIVM. ¿O también el canciller Marcelo Ebrard será su tapadera como lo es la subsecretaria Martha Delgado?

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