Articulo Único / Angel Mario Ksheratto

Inmoralidad y saqueo magisterial

Para Susana Solís Esquinca, colega y amiga, quien recientemente, fue nombrada presidenta de la Red de Medios Públicos en México. ¡Enhorabuena!

La legítima demanda llevada al extremismo, a la intolerancia, al abuso; como si viviésemos en un país sin leyes y sin autoridades. Grupos de «maestros» sembrando el caos, el terror y la anarquía, amparados en demandas que alguna vez fueron justas y hoy, son solo el pretexto para holgazanear, robar, despojar, intimidar, golpear. El espectáculo que cientos de éstos presentan al público, es devastador, deplorable. Hombres semidesnudos en el centro de la ciudad; mujeres agresivas que retan al primero que osa voltearles a ver.
Y si los maestros han violado reiteradamente la ley al saquear negocios, los ciudadanos (pocos o muchos) que se han beneficiado de tales desmanes, cómplices son del desbarajuste social que, queramos o no admitirlo, nos está convirtiendo en salvajes o cuando menos, en vividores inconscientes e irresponsables.
Por dos días consecutivos, hemos visto la capacidad rapaz de los maestros, quienes a pesar de las medidas tomadas por las autoridades educativas para contener la injustificada locura, mantienen un plantón y llevan a cabo actos vandálicos que, en un estado con plena autoridad moral, ya habrían sido severamente castigados.
En innumerables ocasiones, ciudadanos que se han mantenido al margen y condenan la brutalidad magisterial, han expresado su deseo porque regresen los gobiernos intolerantes y represivos. «En los tiempos de Patrocinio (González Garrido), los maestros protestaban y gritaban fuerte, pero no cometían delitos; sabían que ante cualquier falta a la ley, iban a parar a Cerro Hueco y por largo tiempo», escuché decir a taxista.
No es, desde luego, lo idóneo. Pero tampoco lo es la excesiva tolerancia y el temor irracional de aplicar la ley a quienes hoy, tienen al país y a la ciudad, bajo un inaceptable sitio criminal. Robar, destrozar propiedad ajena, amenazar, intimidar, agredir, perseguir a quienes opinan y actúan distinto a ellos, son actos punibles que no deberían quedar sin las sanciones de rigor.
Permitir que ello suceda, es enviar un mal mensaje al resto de la sociedad. El que los maestros cometan todo tipo de atropellos y queden en total impunidad, deja abierta la oportunidad para que al rato, cualquiera delinca y se salga con la suya. Nadie debe estar por encima de la ley y nadie debe dejar de cumplir con lo que establece la Constitución con respecto a las autoridades: se debe cumplir y hacer cumplir la ley, sin distingos de ninguna naturaleza y con estricto apego a los derechos humanos.
Chiapas y los chiapanecos, no deben seguir siendo rehenes de grupos de presión que obedecen a intereses lejanos al desarrollo y progreso de la mayoría de habitantes del estado. Los maestros por su parte, deben retomar la esencia de su movimiento, puesto que forjadores de generaciones son y no, miembros de bandas delincuenciales dispuestas a arrebatar la paz y armonía de cientos de miles que no están interesados en sus caprichos.
Ayer mismo, varios medios nacionales reprodujeron las fotos en las que dos maestros, golpean a un menor indigente que se negaba a dejar su espacio en el monumento a la Revolución, lugar donde éstos sembraron su campamento de protesta. La pronta agresividad de quienes se dicen maestros, nos obliga a reflexionar sobre el papel actualmente juegan en la sociedad. ¿Son merecedores de respeto y admiración? ¿Deben ser considerados miembros de una sociedad civilizada?
Al menos en Chiapas, no han mostrado capacidad de respeto por el resto de ciudadanos. Algunos aplauden el saqueo, porque se han beneficiado de éstos. En las redes sociales, se publicaron fotos en las que autos de una empresa de servicios de tv por cable, envió a varias de sus unidades para abastecerse de gasolina robada. Algunos colegas de esa empresa, han sido agredidos, en el pasado, por éstos mismos grupos de golpeadores profesionales. El grado de inmoralidad, por lo visto, vuela alto. Nadie que haya recibido lo robado por quienes dicen tener la educación en sus manos, es digno de respeto; merece todo el repudio posible.
La ley, debe aplicarse. No mañana. ¡Hoy! Porque si ahora saquean comercios, empresas e instituciones sin ligas con su movimiento, mañana despojarán a cada ciudadano de su patrimonio. Y la autoridad, obligada está a proteger y garantizar la paz y seguridad de los gobernados.

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@ksheratto

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