Articulo Único / Angel Mario Ksheratto

Bufón bocón

El nombre, seguramente, no le dirá nada a nadie. Esto, pese a que es un nombre sumamente común; se trata de Francisco Javier Morales Hernández, un ser humano cualquiera que los martes y los jueves de sesiones ordinarias en el Congreso del Estado, se aparece bajo una pesada carga de holgazanería que a veces, se contagia. Muchos de los que habitualmente acuden al recinto parlamentario, hasta hace un par de días, supieron su nombre completo, filiación partidista y aspiraciones.
El, por alguna razón, está inscrito en la lista de los 41 diputados locales y cobra como tal, aunque hasta ahora, lo único que se le ha visto hacer, son las dos cosas que todo legislador que se precie de serlo, hace: levantar la mano para aprobar leyes y decretos que jamás leyó y percibir un sueldo que tampoco ha devengado.
Nadie sabía que era diputado panista, hasta el día que se declaró «independiente», en una especie de «jugada maestra» para quitar la categoría de fracción parlamentaria al grupo que pertenecía. La idea, se dice, era despojar de la presidencia de la Junta de Coordinación Política a la diputada Gloria Luna, que asumió el cargo no por determinación de los legisladores panistas como debió ser, sino por una imposición cupular que vulnera la autonomía del Congreso de Chiapas.
¿Cómo un diputado improductivo, irrelevante, haragán e inútil pudo tomar una determinación que por sí mismo no habría sido capaz? Es claro que Morales Hernández, jamás se habría declarado al margen de su filiación partidista, de no ser por la mano que mece la cuna de donde parece no haber salido nunca. La respuesta la ha dado él mismo a uno que otro de sus más cercanos amigos, quienes, ni lentos ni perezosos, han soltado la sopa para dejar al desnudo la fantástica historia de uno que siendo nadie, desaprovechó sus cinco minutos de fama.
Entre paréntesis: hace algunos años, cuando gobernaba el PRI en Chiapas, existió un diputado priísta que emitía opiniones sobre todos los temas de moda; presumía éste, defender la postura de su partido y del gobernador en turno, empero terminaba por dejar mal al PRI y al mandatario. En una reunión privada con un grupo de periodistas, alguien quiso saber la opinión del gobernante sobre ese legislador. «Un pendejo con iniciativa y un diputado pendejo, son los sustitutos de los bufones en las antiguas Cortes europeas; si no existieran, no le darían sentido a la política actual», respondió con su estilo tajante.
Saco la anécdota a colación porque tras su renuncia a la fracción parlamentaria del PAN, Francisco Javier Morales Hernández, se fue a engrosar las filas de Mover a Chiapas, un partido que se ha convertido en el recolector de basura de los demás partidos y el desagüe por donde flota la podredumbre que busca afanosamente un cargo público sin mayores complicaciones. Pero no llegó a ese partido por su trayectoria política o porque sea un «líder» de grandes simpatías.
Según él mismo ha contado a sus cercanísimos, renunció al PAN, a instancias de Eduardo Ramírez Aguilar, exsecretario de Gobierno y recién ungido líder estatal del PVEM. Éste, de acuerdo a lo que el expanista ha difundido, habría prácticamente, obligado al líder del MOCHIS a recibirlo en sus filas y no solo eso, ¡hacerlo candidato a la presidencia municipal de Tapachula!
La orden, dicen que cuenta el todavía diputado, es fingir una batalla electoral reñida y lo peor, declinar a favor del candidato PRI-PVEM, si fuere necesario. La patraña, por desgracia, cabe en lo posible, a menos que los involucrados, demuestren lo contrario y, por supuesto, no abanderen a quien ahora mismo, los está exhibiendo de fea forma.
Si ya traicionó al PAN, rápidamente está mostrando habilidad para traicionar a MOCHIS, a Ramírez Aguilar y a todos los que, pensando que tenía un poco de sesos, está demostrando incapacidad siquiera para guardar los secretos más cuidados del sistema partidista local. ¿Es, por tanto, un personaje creíble, confiable?
Habrá quienes digan que el susodicho sería incapaz de abrir la boca de más; cuando anuncien formalmente su candidatura, se confirmará. Y con ello, muchas otras cosas que se están haciendo en detrimento de la política local. Finalmente, un diputado que nunca nada ha hecho a favor de sus presentados, pone en aprietos a quienes le tendieron la mano. Es el mismo diputado que dijo vez que quien debería ser gobernador, era Yassir Vázquez y no Manuel Velasco. O sea, los «amigos» del gobernador, dando alas y poder a los enemigos de éste. ¡Qué bonita amistad! ¡Vaya lealtad!

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