Cafeticultores enfrentan severa crisis, bajo mirada atnita de las autoridades agropecuarias
Hector Estrada

[dropcap]A[/dropcap]nte el desconocimiento de la mayoría de la población y pese a ser uno de los productos más emblemáticos de Chiapas, actualmente la producción cafetalera en la entidad enfrenta la peor crisis de los últimos 50 años debido a la plaga de la roya que, tan sólo en lo que va del 2014, ha disminuido a la mitad la producción anual.
Para los productores del aromático grano, los programas de combate a tan lacerante plaga no han resultado efectivos, provocando importantes pérdidas económicas y de cultivos que, pese a las constantes denuncias y llamadas de auxilio, han incrementado su gravedad con el pasar de los años.
Según datos de la Alianza Nacional de Organizaciones Agropecuarias Cafetaleras (ANOAC), en Chiapas, del millón y medio de quintales que se obtenían regularmente, para este año el volumen de cosechas se ha reducido a 750 mil. Es decir, sólo ha podido recuperarse la mitad de la producción.
A nivel nacional las estadísticas presentan la misma tendencia, pues según cifras de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras (CNOC), la producción de café del ciclo 2013-2014 será la más baja de los últimos 43 años. Se calcula que estará entre 3 millones y 3.5 millones de quintales, alcanzando apenas la mitad de las estimaciones.
Y es que, el problema que representa la roya para la producción cafetalera en Chiapas no es un asunto nuevo. Desde a mediados de la década pasada las señales de alerta comenzaron a prenderse bajo la advertencia de miles de productores que señalaron el avance de la plaga sobre las plantaciones locales.
Durante los últimos 10 años las múltiples advertencias expresas en un sinfín de notas periodísticas y reportes públicos de cafeticultores se han convertido en un tema recurrente. Sin embargo, la afectación ha avanzado estrepitosamente sin generar mayor alarma para las autoridades y, por lo tanto, sin alcanzar aún un tratamiento efectivo que haga frente a tal devastación.
Aunque la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) ha anunciado jugosos presupuestos en estrategias que buscan detener y reducir el avance de la roya, hasta el momento, las cifras expuestas por los productores dejan en claro que las inversiones federales no han servido de mucho.
El gasto federal no ha sido poco en los principales estados productores como Chiapas, Veracruz, Oaxaca y Chiapas, pues tan sólo en el proyecto «Viveros Tecnificados» ejecutado por la Sagarpa se invirtieron alrededor de 6.5 millones de pesos para cada uno de los complejos que tampoco han detenido el avance de la roya.
Con todo y las escandalosas cifras, en México la también denominada «plaga del café» parece no ser un tema de preocupación para las autoridades responsables del campo nacional; mientras en países de Centroamérica y Colombia se ha dado al problema la importancia que merece con la emisión de declaraciones de emergencia por problemáticas con el mismo y mayor nivel de gravedad.
No se trata de ser sensacionalistas. Es una realidad que hoy afecta a casi medio millón de productores y sus familias que dependen totalmente de dicha actividad agrícola; un tercio de ellos en campos de cultivo de Chiapas donde se presume al café como la «joya de la corona» en lo que a la producción agrícola se refiere.
La realidad es dura y hace urgente un cambio de estrategias para dar atención al sector cafeticultor de México. Es indispensable que la Sagarpa y las instancias estatales responsables del tema se sienten a replantear los programas de combate a las plagas del café, además de un programa de reactivación al sector cafetalero.
Es momento que se tome en serio a un sector cafetalero tan golpeado por el intermediarismo o coyotaje, que participa apenas en el cinco por ciento de las ganancias finales generadas por el café y que, sumado a todo eso, hoy tiene que hacer frente a una plaga que literalmente se está consumiendo sus cultivos.

 

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