Chiapas desde el Senado / Zoe Robledo

Hacer su agosto

Y volvió a ocurrir. Comenzamos agosto y hacen su agosto. La promesa del gobierno federal de no volver a incrementar la gasolina y la electricidad se derrumbó dramáticamente este lunes con el nuevo gasolinazo.
Y debo advertir que se nos va intentar echar la bolita al Congreso de la Unión. Por eso conviene explicar que lo que se aprobó con la reforma energética fue una banda, una medida de control de precios, que permitía un incremento o un decremento de hasta el 3 por ciento antes del 2018.
¿Por qué el 2018? Bueno porque para esa fecha ya no será el gobierno federal quien establezca el precio de los combustibles, sino el mercado, la propia competencia. De modo que esta banda que aprobamos era un margen para cualquier fluctuación.
Pero el problema con el gasolinazo de este lunes negro es que las autoridades hacendarias del gobierno federal convirtieron un mecanismo flexible de regulación de precios, en un mecanismo de recaudación. Convirtieron cada bomba de gasolina en una oficina de recaudación de la Secretaría de Hacienda porque se fueron al techo de la banda.
La banda, en el caso de la Premium, estaba en 14.81, y con este aumento se subieron hasta el tope. Es decir, sin ninguna necesidad aparente, llegaron al límite y no vaya a ser que en próxima discusión intenten incrementar el margen.
Para mí es evidente que este gobierno está urgido de recursos que no está recaudando y está gastando muy mal. Por eso sugiero ahorrar en gastos superfluos y que no deberían existir, y no estáselo cobrando al bolsillo de los mexicanos. Es algo muy grave.
¿Qué están pasando con las reformas que no están jalando? Debemos revisar la hacendaria, la energética, la educativa y se debe dejar de seguir entendiendo a este momento como el de la reformitis, de vender a México con una realidad muy distinta que la que nos quisieron vender.
El precio máximo de las gasolinas, avalado por el Congreso, era por si caía el precio del petróleo, para que el precio de la gasolina no se desplomara. Pero el gobierno lo usó al revés, a la alza.
El gobierno pudo haber determinado mantener la gasolina como estaba porque esto, el nuevo gasolinazo, puede generar inflación y muestra una clara insensibilidad social.
El pasado lunes también pude estar en una mesa de análisis sobre el aumento al precio de los combustibles a la que me invitó la periodista Carmen Aristegui para CNN en el español, ahí coincidí con mi compañero senador Francisco Búrquez, y él dijo algo muy importante:
Palabras más, palabras menos, pidió al gobierno que ante los incrementos recientes le permita a los ciudadanos beneficiarse de los precios bajos de la gasolina en el mundo, que no se quede con esa utilidad, con ese beneficio que no le corresponde (se estima que este año, al gobierno entrarán cerca de 300 mil millones de pesos). Habrá que estar muy atentos al destino de esos recursos.
Por ello fue un error y abuso irse hasta el tope de la banda, pues así como había un incremento de 3 por ciento pudo haber una reducción. El gobierno pudo bajar la gasolina y decidió subirla.
Quedó atrás la palabra empeñada de un político que dijo que ya no iba a subir la gasolina y a reserva de que se busque en el Congreso incrementar el margen de la banda, en lo que resta del año, por lo menos en diésel y magna, los gasolinazos pueden continuar.

El autor es Senador de la República por Chiapas

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