Lejos, los días cuando la comida tradicional de las comunidades indígenas era acompañada por un pozol. Hoy el refresco embotellado rige, no sin traer consecuencias letales a sus consumidores
Aquínoticias Staff
Destacar en algo no siempre es bueno, como lo hace ahora Chiapas. La entidad es la región del mundo donde más se consume Coca-Cola.
Un estudio del Centro de Investigaciones Multidisciplinarias sobre Chiapas y la Frontera Sur (CIMSUR) reporta un consumo anual por habitante de 821.25 litros.
Dicha situación coincide con el aumento de casos de diabetes mellitus en la región. En la última década ha sido la principal causa de muerte.
Tal afirmación se sustenta en la investigación realizada por Jaime Page Pliego, doctor en antropología por el CIMSUR, la cual revela que el aumento del consumo de refrescos en la región sur del país fue ocasionado, en parte, por una modificación de la vida social y religiosa de sus habitantes.
Anteriormente durante los rituales, los j-iloletik (en tsotsil), que significa quienes pueden ver y escuchar, utilizaban el olor dulce del pox como elemento importante para «nutrir» a sus deidades.
El pox ahora se destina para confundir al demonio. El refresco se convirtió en el «nutrimento de la deidad celestial» y uno de los elementos centrales de rituales y ofrendas dentro de la población tzotzil.
Otra de las razones que la bebida carbonatada domine en la región es la laxa legislación hacia las empresas refresqueras, campañas de mercadotecnia en lenguas locales y la poca accesibilidad de agua potable de calidad y en cantidad suficiente para los habitantes, revela un artículo publicado por la Revista Medicina Social en 2019
No es nuestra culpa: FEMSA
En entrevista para The New York Times en 2018, directivos de la refresquera atribuyeron a las razones del incremento de la diabetes tipo II a que los mexicanos son proclives genéticamente al padecimiento.
Dicho argumento cae ante lo documentado, Las comidas tradicionales de las poblaciones rurales ha cambiado drásticamente, sustituyendo el agua y el por pozol por refresco y cerveza.
Para algunos críticos, la situación que no es digna de orgullo, sólo cambiará si se puede asegurar el acceso a agua de buena calidad para las comunidades. Además, señalan organizaciones, puede beneficiar el aumento de gravámenes a las bebidas azucaradas, regularización de campañas de comercialización y un etiquetado adecuado.
