Cdigo Nucú / Cesar Trujillo

Otros datos

Escuché con atención el informe del presidente Andrés Manuel López Obrador. Percibí su seguridad en cuanto al manejo de cifras y datos que trataron de mostrar que este año ha sido mejor que los otros (de los gobiernos anteriores). Arrancó gritos y vítores cuando reveló que su ángel de la guarda es el pueblo y que nunca lo va a traicionar. Sin embargo, esa licencia de comparar datos a diestra y siniestra tiene sus propios riesgos. Porque siempre hay otros datos y otras realidades. Él mismo lo ha dicho.

Los números, porcentajes, comparativos y demás cifras fluctuaron entre las lenguas de sol que cayeron sobre los asistentes al zócalo capitalino y la algarabía que se mostraba por estar ahí en otro informe más: siendo testigos de cómo, quien fue votado y se ha dicho defensor de los pobres, compartía su satisfacción con todos.

Sí, los asistentes (muchos al menos) se fueron complacidos con el mensaje del presidente, y con el sabor de boca esperado. Partieron confiados en que todo va bien y que las cosas en este país, al que le han sangrado por años y desde varios frentes, se van acomodando paulatinamente. Aunque los especialistas en la materia tengan otros datos, por cierto.

Los que acompañaron a AMLO partieron, sí, con los datos que se ocuparon de compararse con otros años de menos bonanza (eso entendí). Y por ahora ha sido suficiente. Si de algo estoy seguro es que López Obrador no es el único culpable de que a este país se lo esté llevando la tristeza. Al menos aún no.

Sin embargo, hay otros datos que en lo personal me ocupan (y preocupan). Y no me refiero a comparativos de macro y micro economía, que por sí solos muestran escenarios disímiles en todo y que nos muestran los múltiples espejos con que se miran las cifras. No me refiero a tablas en las que podríamos jugar a la erudición y mostrar cómo nos hemos estancando de varios años atrás a la fecha. Para nada es así.

Estos otros datos que le digo son del sentir de muchos ciudadanos de a pie, los que salen día a día de sus domicilios para tratar de ganar unos cuantos pesos que les permitan sobrevivir a esta realidad que es otra de la que nos muestran esos datos: los del informe de hoy, por ejemplo.

Me refiero de aquellas personas que se montan de tres a tres (doce horas) en un taxi para tratar de llevar el pan a la casa y seguir apostando a la superación de sus hijos, o los que venden en las calles con la esperanza de que al menos hayan tres platos de comida en la mesa todos los días: Esos que luchan y que cuando se les pregunta si su situación ha cambiado responden con una sonrisa en la que se contempla el desencanto.

Y es ahí donde hay otros datos. Otras realidades. Donde esa frase del presidente se encaja como una mordida y nos muestra que en el país la situación está difícil y no debería negarse. Un gobierno que busca transparentarse debe empezar por decir las cosas como son en todo. Es ahí donde se requieren no números, sino acciones que en este primer año debieron empezar a implementarse.

Tan sólo en la capital, espacio donde nos movemos muchos, no hay circulante en las calles. Quizá ahora que entramos a diciembre y que muchos cobran aguinaldos es que empiece a verse a la gente comprando, bajo el entendido que adquirir deudas tendrá sus costos en los meses de enero y febrero. Como cada año, dirán algunos, sí, pero no se había anunciado una recesión en puerta como la que insiste en desestimar el Ejecutivo pese a que el propio Inegi ya rectificó sus datos.

Creo que en esa razón de tener otros datos, el mandatario se está equivocando. Es justo que los que menos tienen puedan salir de esa medición en la que el Coneval lo coloca por debajo de las líneas del bienestar, que la repartición de la riqueza sea equitativa. Claro que lo es y por eso es necesario que un gobierno que se proclama salido de la izquierda hable claro en todos los frentes.

Más allá del choque de cifras que parecieran mostrarse como escudo para alimentar la esperanza de los creyentes de la Cuarta Transformación, y que se presentan como las bases de esa nueva patria que ha anunciado el mandatario, está una realidad dura de quienes viven al día y que no encuentran en la economía a ras de suelo una esperanza real.

Más allá de los datos y de los señalamientos de «prianista» a todo aquel que no comulgue con la política del presidente, debería surgir un análisis en el que se desmenucen los pormenores que nos siguen manteniendo como un país con graves problemas de desarrollo.

Lamentablemente yo también tengo otros datos: para mí no se ha recuperado la dignidad con el vecino incómodo (nos acaban de amenazar con «invadirnos» y nos chantajean con los aranceles), tampoco somos uno de los mejores países de América Latina.

E igual que usted, espero que esto cambie el año venidero y que esto que llaman proyecto de nación marche. Por el bien de todos, los datos deben ser los mismos. Al fin de cuentas, la realidad nos golpea en la cara y nos aterriza sin importar maquillajes o adornos. Y si aspiramos a otro México, la apuesta entonces debe ser otra.

Manjar.- Hace unos días atrás me topé con la foto de Hugo Mauricio Pérez Anzueto muy feliz, muy sonriente, muy lleno de júbilo y anunciando que ahora formaba parte de Chiapas Unido. Que jodido, pensé en ese momento; que jodido, sigo pensando sobre eso mismo ahora. En el PRI no tiene ni legado. Logró lo que pudo gracias a Roberto Albores Gleason que lo ayudó siempre y fuera de ahí no consiguió más. Tan es así que toda su vida quiso ser el dirigente estatal del tricolor en la entidad y nunca pudo. Siempre le daban alas y se las cortaban. Por eso entiendo ahora de su dicha: con esas cartas de presentación tiene mucha razón de ser su felicidad. Que tenga cuidado el maestro Conrado, no sea que al rato tenga a sus mismos detractores entre sus propias filas. El reciclaje tiene sus riesgos. #AguasAhí // «Siento rabia, me caliento, digo disparates, pero no puedo cultivar el odio (…). Hay que respetar, sobre todo cuando más duele». José Mujica. #LaFrase // La recomendación de hoy es el libro El aliento de los ahogados de Alice Blanchard y el disco de Kill Uncle de Morrisey. // Recuerde: no compre mascotas, mejor adopte. // Si no tiene nada mejor qué hacer, póngase a leer.

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