Comentando la noticia / Alfonso Carbonell Chavez

La crisis que viene

Sin duda el tema económico del país, sobre todo cuando las amenazas de una guerra comercial y arancelaria se asoma a las puertas del mundo, si bien por sí misma –la economía- resulta un aspecto fundamental de la política gubernamental, ante la inminente desaceleración y la sombra de estar al umbral de una recesión global, resulta prioritario que el gobierno federal con el concurso vital de la iniciativa privada y en conjunción de propósitos ah, e independencia de posturas ideológicas, necesariamente deberán coincidir, considero, porque aún atendiendo a intereses distintos que por definición lo son, sí de menos por mínimas razones de sobrevivencia del gobierno como la de los hombres del dinero, les urge convenir.

Mucho se ha criticado y en cierto modo coincido, que el gobierno de la 4T se ha volcado, tal vez sin mesura, a la atención de grupos de población más desprotegidos, lo que en congruencia ha planteado como definición de gobierno que «primero los pobres», y he de ahí los programas sociales y que por ende también ha establecido conforme a lo prometido en campaña, un programa nacional de austeridad que parte del principio de que «no puede haber gobierno rico con pueblo pobre». Pero igual considero y es mi punto, que más allá de atender a grupos vulnerables y canalizar recursos multimillonarios del presupuesto en programas como la pensión a adultos mayores, para discapacitados o del satanizado programa destinado a los «ninis» jóvenes construyendo futuro que fueron excluidos en el régimen anterior que suman millones de personas como millones de pesos, la inversión pública en infraestructura y apoyos a la producción padecen rezagos, que si bien se han tratado de redistribuir por diversas dependencias y distintos programas, el magro crecimiento del 0.1 puntos porcentuales del PIB registrado de manera acumulada al mes de agosto pasado, sin duda prenden focos rojos que el gobierno, por eso digo coincido, no puede seguir soslayando.

Porque y lo subrayo, ante una situación de posible recesión mundial sobre todo provocada por la sórdida guerra comercial entre las dos potencias económicas del mundo como China y Estados Unidos, México puede quedar atrapado en el fuego amigo y entonces sí, los malos augurios para que al presidente Andrés Manuel López Obrador de vaya mal, podrían cumplirse y de suceder, no importará ya quien; conservador o liberal se desgarren las vestiduras porque en una crisis de las dimensiones vaticinadas, no sólo perdería el presidente o la llamada cuarta transformación, como tampoco los fifís o chairos, bueno ni siquiera los agnósticos o católicos de domingo, sino que perderemos todos incluso los ricos, aunque ésos estando blindados financieramente, podrán resurgir de las cenizas.

Por ello mismo y más allá del lado de la historia que se esté, más nos vale que, por ejemplo; el precio del petróleo no caiga a niveles que harían insostenible mantener el ritmo de inversión planeado por Pemex, porque entonces ni nueva ni modernización de las refinerías existentes. O que al loquito xenófobo del Trump, en un arranque de cólera, nos recete un «tuit» decretando unilateral y groseramente, el incremento en los aranceles de nuestras mercancías; o peor aún; que el congreso de Estados Unidos decida, finalmente, no ratificar el acuerdo comercial con México y Canadá. Y así por la misma ruta esperar que los conflictos globales y no solo comerciales sino incluso bélicos en países del Golfo Pérsico, o que decir si la situación comercial en la Unión Económica Europea siga con tendencia a la baja como se ha observado en los últimos meses. Pero igual en el área de Centroamérica sobre todo en Nicaragua o en Sudamérica como sucede en Venezuela y Brasil y más recientemente en Perú y Ecuador, entonces sí y siendo variables externas sobre las que no se tienen posibilidades de injerencia nacional, es decir una crisis global, poco importarán decía ya, las ideologías. Mucho menos importará si los regímenes son de derecha o de izquierda; autoritarios o demócratas, porque como sea el mundo estará perdido.

Aquí lo que hay que estimar, es que antes que la crisis que viene se cierna sobre la nación mexicana y en específico la economía del país, los empresarios nacionales primeramente, deben de empezar a invertir tal y como lo han anunciado y convenido con el gobierno federal, incluso ha trascendido, pactado directamente con el presidente de México. Ello para darle impulso a la economía generando empleos y de ser posible bien pagados. De igual manera quienes invierten en la Bolsa de Valores en lugar de dedicarse sólo a la especulación de capitales y la exportación de utilidades incluso que están exentas de ISR, inviertan en bonos de la tesorería y mejor aún a través de las instituciones bancarias canalizar una importante derrama de recursos para la producción e infraestructura. A la par y ya lo mencioné, los banqueros del país que no hace mucho conversaron en Palacio con el presidente, habrían ofrecido poseer capacidad crediticia hasta por 500 mil millones de pesos pero que hasta hoy ésta, no ha empezado a fluir de manera significativa. Y claro de también, abrirles las puertas a los inversionistas extranjeros tal y como como ha trascendido estarse acordando, buscando una asociación lícita y transparente de capitales público-privados, para financiar proyectos de gran envergadura como son el Tren Maya, la Refinería de Dos Bocas o el Tren Transístmico entre otros más. En fin, la crisis que viene, sólo puede enfrentarse con responsabilidad y honradez, solidaridad social y unidad nacional. Me queda claro

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