Comentando la noticia / Alfonso Carbonell Chavez

¡Cómo locos!

Es cierto, el mundo parece estarse polarizando más cada día. Nada nuevo si atendemos a la propia historia de la humanidad razón por la cual, las guerras punto clímax de la curva de confrontación y las pérdidas millonarias de vidas, así lo demuestran sembrando los campos de sin razones. El fenómeno creciente de la globalización económica y comercial, han llevado a países de distintos signos políticos e ideológicos, a formar bloques en aras, se lee, del progreso y bienestar de sus pueblos pero sobre todo y todos, del «crecimiento» de sus economías. Es más preponderantemente de puro crecimiento a secas por sobre del progreso y bienestar. Así el llamado neoliberalismo económico que ha permeado naciones enteras desde el último tercio del siglo 20 y lo que va del actual, al principio prometedor al reactivar la economía de mercado en un mundo globalizado y cada vez más interdependiente, llevó a la desconcentración de muchas ramas de la economía con gran presencia del Estado, para en un proceso de privatización irresponsable como despiadado que incluía la sesión de derechos de bienes nacionales, sin políticas de redistribución más equitativas del ingreso que incidieran en la reducción de las enormes brechas de desigualdad existentes, provocó y agudizó, como consecuencia lógica del modelo depredador y entreguista, las de por sí crecientes contradicciones históricas en muchos países al concentrar las utilidades y las riquezas generadas, en unas cuantas manos nacionales y extranjeras acumulando, se insiste, cantidades oprobiosas de dinero a contrapelo del doloroso y creciente número de pobres.

Para el caso mexicano las consecuencias de 36 años de modelo neoliberal están a la vista. Pero para partir de un contexto que nos posibilite un rápido repaso en su antecedente histórico, valdría consignar que durante los sexenios de Lázaro Cárdenas, Ávila Camacho, Miguel Alemán, Ruiz Cortines, López Mateos e incluso con Díaz Ordaz, la economía y por ende el desarrollo social, se logró de manera creciente y con plena soberanía nacional, el despegue económico con la expropiación petrolera y el reparto agrario dándose, aunque de manera incipiente, las bases de una industria nacional y por otra parte, un gran apoyo a la producción en el campo. Instituciones como el Seguro Social y el Issste en materia de seguridad social y salud marcaron la pauta, porque al tiempo de responder a los preceptos constitucionales de garantizar su prestación, se logró insisto, que el «estado benefactor» se constituyera para garantizar su cabal cumplimiento y razón de ser. Así el tema educativo en un país de analfabetas y grandes rezagos en la materia, con personajes como Vasconcelos sólo por mencionar uno, hicieron de la educación el principal instrumento de justicia social y creación de mejores oportunidades. Y así llegamos a lo que en el mundo se conoció cómo «El milagro mexicano» logrando tasas de crecimiento anual del 6 por ciento durante varios sexenios, en lo que también se le denominó como «Desarrollo Estabilizador».

Así transcurrieron varios sexenios de la historia pos revolucionaria de México, Revolución que costó al país más de un millón de muertos amén de un retroceso y devastación de la economía pero con logros como los citados, para pasar a un sistema de gobierno basado en la represión de las libertades que culminaron el 2 de octubre del 68 con la matanza de Tlatelolco. Así y a partir de Echeverría y López Portillo en la presidencia, la corrupción como factor de desequilibrio social y pérdida de confianza en el gobierno, empezaba a jugar un papel cada vez más alarmante como dañino. Tan fue así, que ya con Echeverría como presidente y no contento con haber jugado un papel central en la masacre estudiantil del 68, en 1971 el llamado «halconazo» del jueves de corpus, un nuevo evento de represión y asesinato contra de estudiantes tendría efecto. Así más después, la abundancia de riquezas provocadas por la explotación del petróleo ante el descubrimiento de grandes yacimientos (Cantarell) y un aumento del precio por barril jamás registrado hasta entonces, llevó al gobierno de López Portillo a exclamar con sobrada ligereza e irresponsabilidad, que ahora tendríamos que acostumbrarnos a administrar la riqueza. Entonces el gobierno creció en burocracia y se crearon secretarías e instituciones públicas precisamente para administrar la abundancia en que se nadaba. El nepotismo, el influyentismo y otros «ismos», lograron su mejor momento en un gobierno desbordado y sin control al que la realidad del mercado internacional golpeó severamente las finanzas de Pemex, recurso base de la economía nacional. Su gran irresponsabilidad junto con su ignorancia del tema, no previeron que el precio del petróleo se rige por eventos y variables exógenas que escapan del control de cualquier gobierno. Fue así que la crisis petrolera mundial y la consecuente caída del precio del crudo, impactó en la misma proporción y consecuencias a la imberbe nación petrolera. Finalmente entre los sexenios de la represión y la abundancia, llegó un paréntesis con un personaje más gris que una tarde de otoño; sí el inefable de Miguel de la Madrid a quien correspondió iniciar la liquidación de buena parte de las empresas e instituciones del Estado, desmantelando al gobierno benefactor y generador de empleos y que además, en su nefasta gestión, la inflación llegó alcanzar el 300 por ciento anual. Ya antes con Portillo nada le valió el querer defender el «peso como un perro»; ni a Echeverría que empinó la caída del peso respecto al dólar pasando de 12.50 a 22.00 pesos por dólar.

Pero el acabose y es ahí donde quiero llegar, que en 1988 y a través de un maquinado fraude electoral, las fuerzas conservadoras y los «revolucionarios» tricolores, robaron la elección al candidato de la izquierda agrupada en el Frente Democrático Nacional que encabezó entonces Cuauhtémoc Cárdenas, dándole paso así a un personaje de siniestra figura y peor entraña y que a la postre se convertiría en el padre del neoliberalismo; Carlos Salinas de Gortari. Y de ahí la llamada «Mafia del poder» por él encabezada, inauguraba la peor historia de saqueo del México independiente incluso, como lo ha consignado el presidente Andrés Manuel López Obrador, mayor al registrado durante los 300 años de coloniaje español. Y de ahí pal real e igual como lo ilustra el propio AMLO, al inició del sexenio de Salinas sólo una persona de origen mexicano, figuraba en las listas de los hombres más ricos del mundo según la revista «Forbes»; pero que al finalizar su mandato, poco más de una veintena de nuevos multimillonarios de origen nacional alcanzaron el honor de aparecer. De ese tamaño el saqueo. Lo demás, es historia reciente por lo que solo advertiré sobre de la conocida «transición aterciopelada» del año 2000, en que el PRI con todo y sus 75 años de gobernar el país, sucumbió ante su entonces partido opositor el PAN. Finalmente como sabemos todos, resultó ser más de lo mismo e incluso remasterizado. Tan mal lo hicieron los panistas que ya ven en 2012, llegó el «nuevo PRI» incluso en su versión más acabada de corrupción y privatización del país con su Pacto –contra- México. Por ello mismo, el nuevo gobierno que impulsa la Cuarta Transformación, se ha encontrado con serias resistencias que no podría ser de otro modo, al ver afectados sus intereses de clase y privilegios como era, por ejemplo, la condonación millonaria de impuestos. Al principio e insisto hasta de manera natural, los partidos opositores como el PRI, PRD encabezados por el PAN y los tres con apoyo de sus voceros mediáticos emprendieron, se advierte inicialmente de manera desarticulada, acciones y posturas contrarias a todo lo que el gobierno de Andrés Manuel iba proponiendo, Qué si el aeropuerto de Santa Lucía, qué si el Tren Maya o la refinería de Dos Bocas y más. O el No inicial a la Guardia Nacional que gritaron airados desde las cámaras, pero que al final ponderaron la urgente necesidad de abonar a la seguridad de los ciudadanos. Y así por el estilo una a una de las reformas legislativas propuestas como la de elevar a delito grave y castigar con cárcel la corrupción o el delito electoral, igual les merecieron encendidos debates. Y así cualquier cosa o como los lamentables como inaceptables hechos de violencia ocurridos en Culiacán o más grave aún, el caso de la familia LeBarón allá en los límites de Chihuahua y Sonora, les han servido de pretexto para atacar al gobierno sacando raja política y pedir, como si tuvieran calidad moral para ello, de que renuncie el presidente. O ya de menos en ese estado demente que les está invadiendo, exigen al presidente «ponerse los pantalones» acusándolo de cobarde por no haber dado la orden de masacrar a los criminales sin reparar siquiera, que en tales acciones de violencia irracional como irresponsable, perderían la vida no sólo los efectivos federales sino decenas quizás centenas de civiles. Pero como citan los panistas a su alter ego Calderón; son «daños colaterales».

Y ya para concluir este bodrio diría mi apreciado Arcadio, la muestra más palpable de que los del PAN muy en particular su dirigente nacional y otros como el señor Madero están tocando los límites de la locura, está el affaire protagonizado durante el pasado proceso de elección de la nueva presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), en que acusaron a los legisladores de Morena, en específico al senador Monreal, haber cometido fraude a la hora de emitir su (doble) voto depositado en la urna, incluso mostrando un video en que los panistas muestran como evidencia de su denuncia. Sin embargo se demostró, según los morenos, que es falso su video como su argumento convirtiendo al Senado en una verdadera ¡cámara húngara! (sic) con empujones, golpes y mentadas y no de menta, que a todos los dibuja de cuerpo entero. Así a jalones y tirones en el estrado, dieron muestra y el fiel reflejo, de lo que señalé al iniciar estos comentarios: La historia de la humanidad se divide entre conservadores y liberales, entre izquierdas y derechas, católicos y ateos, entre buenos y malos, entre blancos y negros y en medio de todo esto y éstos, como siempre, el pueblo inerme e indefenso a merced de una clase rapaz que solo busca el poder por el poder mismo. Así entonces; andan ¡Cómo locos! ¡Me queda claro!

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