Comentando la noticia / Alfonso Carbonell Chavez

Para refrescar la memoria

Revisando los últimos procesos electorales, sobre todo en cuanto a la elección presidencial, hacía memoria de que, a no ser el mismo día del «triunfo» electoral y partamos desde 1988, en que el candidato del PRI Carlos Salinas fuera declarado vencedor frente a su opositor de izquierda aglutinada en el Frente Democrático Nacional (FDN) Cuauhtémoc Cárdenas, insisto a partir de ahí y sin excepción hasta el pasado gobierno de Enrique Peña también del PRI, nunca festejarían es decir, que a no ser el propio día de la elección en los triunfos de Ernesto Zedillo (PRI 1994-2000), Vicente Fox (PAN 2000-2006), Felipe Calderón también del PAN (2006-2012) y el retorno del PRI (2012-2018) con Enrique Peña, decía, a no ser el propio día de la elección ¡nunca más se festejaron dichos triunfos!

Y la explicación o como suelen decir el chiste se cuenta solo, ¡cómo iban a festejarse los fraudes electorales!, que se cometían con la compra masiva de votos o el embarazo de urnas y más tragicómico, con la caída del sistema. Así desde la sede electoral incluso ya ciudadanizado como lo fue en la elección del 2006 con Calderón, quien «ganó» por un margen del .50 % de la votación ante el real triunfador Andrés Manuel López Obrador.

Traigo esto a cuenta porque será este 1 de julio de 2020, que se cumplan dos años del aplastante triunfo de Andrés Manuel López Obrador como Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. Y se vale echarse salivita. Porque sus adversarios y me refiero a los de de veras, no a los que se atreven en cuanto ven las olas a nadar de muertito, podrán decir misa del gobierno y del propio Andrés Manuel, pero que ¡jamás ni nunca! podrán acusarlo de ilegítimo mucho menos de corrupto. Que si hay algo que festejar ¡claro que sobran motivos para ello!, empezando porque el régimen de privilegios, clasista, racista, corrupto, hipócrita y traidor ya no manda más en este país. Motivos suficientes como para no olvidar la gesta democrática del 1 de julio de 2018.

México así y péseles a sus implacables adversarios de la cuarta transformación pero igual de millones de mexicanos hambrientos y desposeídos, y quienes por siglos han venido siendo objetos del despojo de sus tierras, de sus mares, de sus bosques y de todas sus riquezas. Más grave y doloroso aún, que le vienen robando su libertad, su dignidad y casi le arrebatan las esperanzas de luchar por un cambio. Aunque se esforzaron hasta los límites incluso trasgrediendo la justicia, no lograron quebrantar su fe y ahí está el resultado; más de 30 millones de mexicanas y mexicanos en un grito de ¡ya basta!, se volcaron a las urnas y entonces, ¡ya nadie los pudo parar! Como ahora ciertamente lo intentan a través de todos los medios a su alcance que no es poco, como tampoco reparan en sus costo, aunque con ello les vaya la vida a millones de mexicanos. La violencia desatada en fechas recientes no es obra de la casualidad, y sí más bien, de la causalidad.

Así entonces y por más, no encuentro referente que por ejemplo, con Vicente Fox que fue un momento esperanzador para el país y del que se esperaba, si recordamos sus promesas de campaña, sacaría al PRI corrupto de Los Pinos, y que acabaría con este cáncer y las injusticias inaugurando una nueva etapa democrática y de libertades. Que acabaría con el corporativismo que tanto habría dañado y entonces este «maravilloso país» podría ofrecerles a los mexicanos más jodidos, su vocho y su lavadora de dos patas. E incluso lo juró besando la cruz. ¿Y qué pasó?, que todos los males y prácticas del viejo PRI fueron reeditadas y aumentadas tanto en corrupción como en privilegios. De los miles de millones de dólares producto de un precio histórico del petróleo en 100 dólares el barril de crudo, los mexicanos que conforman la base de la pirámide, ni siquiera se los dieron a oler pero sí, en contrasentido, se empezó a dilapidar el presupuesto que en grandes cantidades, se les entregaban a los gobernadores de su partido pero igual de los opositores, comprando así su silencio cómplice. Con ello se inaugura en la práctica, los perniciosos «moches» legislativos para que apoyaran las privatizaciones de la industria eléctrica y petrolera, pero igual de la minería y ni qué decir de las comunicaciones, la educación y la salud.

Pero como si un sexenio de rapiña blanquiazul no hubiera bastado y ante el inminente triunfo de López Obrador en las presidenciales del 2006, y no únicamente por la popularidad y propuestas del aún jefe de gobierno del Distrito Federal y aspirante presidencial, sino porque los mexicanos se habrían dado cuenta que el tan prometido cambio ofrecido por el PAN y Fox, lejos de cumplirlo resultaron más de lo mismo. No fueron capaces o no quisieron llevarlo a cabo. Así entonces, la llegada de un partido de izquierda se posicionaba ante el gran electorado nacional incluso con apoyo amplio sectores progresistas e ilustrados. Fue así que desde la presidencia y encabezada por Fox, se desató toda una guerra sucia contra de López Obrador que solo se pudo concretar, con un fraude monumental con participación del IFE entonces.

Solo así la derecha y los grupos reaccionarios lograron vencer a Andrés Manuel y su proyecto de cambio verdadero. Pero la guerra por el cambio apenas habría perdido su primera batalla marcada por el fraude de estado. No iba a ser suficiente para parar el impulso social que, 12 años después, la creciente ola de corrupción, violencia, injusticias, antidemocracia, represión y compra de conciencias, para que fuera cuestión de tiempo y perseverancia de ver cristalizado el sueño transformador. En cuanto al retorno inexplicable pero no inesperado del PRI en 2012, igual se maquinó desde el poder gubernamental y grupos fácticos, donde de manera descarada y ante la mirada cómplice de la autoridad electoral, cifras multimillonarias de recursos fueron a parar a grupos de poder político y empresarial. En tanto las migajas o el goteo de recursos de los programas sociales previamente mochados por los gobiernos estatales como de organismos intermediarios, llegaban a los miserables pobres del país incompletos y a cuenta gotas. Pero eso sí, a cada elección local o intermedia federal, las despensas con frijol con gorgojo, chivas ¡puercos marranos!, eran entregados a sus potenciales electores. <<¿Por qué vino a este mitin?; no pues la de «prospera» (refiriéndose a la delegada seccional) me dijo que había que venir apoyar y que iban a pasar lista, y si no, pues quedábamos fuera>>. Y como esta respuesta, miles y decenas de miles como para llenar un estadio eran las obtenidas de personas que con engaños o amenazas eran obligadas a asistir. ¡Viva el tricolor y el azul! ¡Y también hay verde!

Pero la historia nos tenía deparada otra historia. El 1 de julio de 2018 y ya hartos y cansados de la corrupción vertical, horizontal como transversalmente; ah y que ya no distinguía credos, nacionalidades ni género, es decir lo mismo una secretaria de estado fraguaba de modo magistral una «estafa» que el director de Pemex recibía sobornos de una empresa extranjera para ser beneficiada con contratos; o de que la mismísima primera dama se viera envuelta en presumible conflicto de interés o tráfico de influencias al verse favorecida con una casa «blanca» de un proveedor de gobierno, pues como que era ya mucho ya. Y como se trata de hacer memoria porque ya les quedó en el olvido a muchos periodistas «independientes» éstos casos y muchos más, y ya ni qué decir del criminal caso de Ayotzinapa, que desde el 2014 y hasta la fecha, se mantienen desaparecidos 43 estudiantes normalistas que se tienen evidencias, fueron secuestrados por policías municipales y se presume, de la participación de soldados destacamentados en Iguala, Guerrero. Aún se buscan y se exigen respuestas y por supuesto, culpables.

Y ahí tiene, por ejemplo, al ex secretario de Seguridad Pública en tiempos de Calderón, Genaro «n» García Luna (¿?), quien fuera detenido meses atrás por autoridades de Estados Unidos, y sobre quien pesan presuntos delitos de delincuencia organizada, específicamente por brindar protección al cartel de Sinaloa y haber recibido millones de dólares de parte de la delincuencia organizada. Pero este caso como una docena más como el de Rosario Robles, Emilio Lozoya por citar dos emblemáticos de corrupción, para los periodistas independientes, los analistas (racistas como Jorge Castañeda), éstos hechos son bagatelas. Incluso están seguros que nada se les comprobará. ¡Cínicos!

Y sí, urge un ejercicio de memoria y no para encontrar culpables en el pasado muy presente, sino para recuperar un poco de la dignidad perdida. Y no lo digo por quienes insisten en hacer creer, bueno al menos a sus audiencias, que el gobierno de Andrés Manuel y su proyecto de transformación de la vida pública del país, es un fracaso y de que nos está llevando a la ruina. Y lo peor, si lo hubiera, es que tanto ésos que los señalan y lo critican, lo confrontan y hasta lo ofenden, saben que este presidente muy a su pesar, es el mejor presidente de la historia de México. Y lo es porque aunque se fuera mañana, les ha demostrado a millones de mexicanos y mexicanas que sí se puede obtener la victoria de las ideas, más allá o además de conseguir el poder político. De que es posible separar el poder económico del poder político. Que se puede construir un gobierno para todos, pero en el que primero estén los pobres. Que es a través de la libertad y la democracia como se pueden alcanzar los más caros anhelos. De que sin ser corrupto, se puede ser feliz. ¡Claro que sí!, hay muchas razones para festejar este 1 de julio. Solo hay que hacer memoria. ¡Me queda claro!

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