Comentando la noticia / Alfonso Carbonell Chavez

#3de3 la tablita anticorrupción (que no brincaron)

Pues como si fuera la clase de aritmética más simple, la tabla del 3 de 3 podría ser representada por los signos elementales de la siguiente manera y claro su interpretación correspondiente y miren ustedes; si fuera 3×3 implicaría multiplicar las posibilidades de más transparencia al conocer, de los funcionarios públicos e incluso de los privados, con cuánto cuentan en efectivo y en especie al momento de iniciar sus encargos y con cuánto se van, digo de menos. Si fuera 3/3 dividiría de menos también en dos a los funcionarios, los buenos por un lado y los malos por el otro que ya se vio fueron mayoría los segundos. En caso de que fuera 3+3, la suma de voluntades a favor de la rendición de cuentas en estos momentos aciagos de la nación, hubiera resultado un bálsamo para la sociedad nacional harta de corrupción y falta de representatividad de su clase política y gobernante. Finalmente si la ley así llamada #3de3 hubiera sido 3-3, de menos valga la expresión, nos hubiera permitido desaparecer en esta resta, digo de haberse aprobada tal cual, a los malos políticos corruptos que están más que evidenciados nada tienen que hacer en un cargo de elección popular ni mucho menos en tareas de gobierno. Solo un par de ejemplos ilustrativos que nos den contexto de lo que buscaba esta ley; Carlos Romero Deschams sempiterno líder petrolero y actual senador de la república por el PRI y; Javier Duarte de Ochoa actual gobernador priista del estado de Veracruz, ninguno de los dos debiera estar uno legislando y el otro gobernando ante la grave sospecha de ser corruptos hasta el tuétano. La ley tres de tres, de entrada, les hubiera impedido e inhabilitado ocupar ¡bueno!, ni la tesorería de la caja de ahorro de una primaria pública.
Pero usted quizá se esté preguntando sobre ¿qué carajos es la tres de tres? y sin entrar a mucho detalle les comento, someramente, de que trata: la ley 3de3 propuesta ciudadana llevada al Senado por diversas asociaciones civiles con el respaldo de 634 mil firmas para ser incluida como ley en el Sistema Nacional Anticorrupción, misma que a destiempo, se procesa de manera extraordinaria en ambas cámaras (senadores y diputados) y que demanda de los funcionarios públicos de los tres niveles de gobierno y de los tres poderes, de menos y principalmente, presenten al inicio de su gestión y de por supuesto los que ya están, tres documentos básicos para conocer el tamaño de sus haciendas e incluso la procedencia: 1.- la declaración patrimonial que de hecho es el único documento que hoy es obligatoria su presentación de manera anualizada, digo mientras dure en el encargo respectivo y desde ciertos niveles de mando. 2.- la declaración fiscal, es decir la documentación que se presenta o debe de presentarse a la secretaría de Hacienda también cada cierre de ejercicio fiscal, que siendo una obligación para todos los que perciban ingresos incluso todos los funcionarios de gobierno, no es obligatoria su publicación para conocimiento de la ciudadanía, bueno la declaración patrimonial tampoco es obligatoria su publicación mucho menos su consulta por parte de la ciudadanía. 3.- la llamada declaración de intereses, misma que surge, fundamentalmente, a raíz del escandaloso caso de la «casa blanca» en la que se vio implicado nada menos que el mismísimo presidente de la república Enrique Peña Nieto, al conocerse, que dicha propiedad que se supe entonces era de la esposa del presidente la señora Angélica Rivera, se filtró a través de un trabajo de investigación periodística de la señora Carmen Aristegui y su equipo de colaboradores (MVSnoticias) que dicha propiedad era del señor Hinojosa de la constructora Higa, que resultaba ser un poderoso y cercano contratista al señor de los Pinos desde que éste, Peña Nieto, fue gobernador del Estado de México y ahora consolidado en la presidencia.
Pero ¡oh! tristeza, pena, rabia y desencanto el despertar a la realidad de la que dicho sea de paso, no acabamos de procesar ni hacer nada para cambiarla. Pues resulta que habiéndose infringido un mandato constitucional para procesar las leyes anticorrupción (siete se sabe) en tiempo y forma que le dieran cuerpo, esencia y materia al sistema nacional anticorrupción que debió haber quedado concluida su discusión y aprobación durante el periodo ordinario pasado, los legisladores federales consideraron que era mejor pasara el proceso electoral del 5 de junio y ya después entrarle a este tema. Tema que por cierto, tiene esperando a los mexicanos décadas y que hoy por hoy ¡es el tema!, incluso me atrevería a considerar por sobre otros como el de seguridad y del combate al narcotráfico. Ha trascendido así e incluso fue la nota nacional de ayer, las y los senadores priistas y su aliados del Pvem, lograron por mayoría, aprobar una ley 3de3 bastante «descafeinada» como fue realmente; sí aceptar que se obligue a la presentación de las tres declaraciones antes comentadas, pero que sea decisión de los propios declarantes sí o no quieren hacer públicas sus declaraciones. O sea sí pero no y entonces ¡pa» qué poctas la ley! Si precisamente ese era el quid de la ley, que se les obligara a hacer públicos sus ingresos, sus propiedades y sus compadrazgos. No cabe duda tal y como hoy coinciden en opinar los analistas políticos de que el PRI, de plano, no entendió el mensaje que los mexicanos de 12 entidades del país en donde acaba de haber elecciones para gobernador, les mandó en claro repudio y hartazgo sobre el tema de la corrupción. Pero parece ser que con este tipo de decisiones, los priistas ven como inminente la pérdida no solo de otras gubernaturas en 2017 (cuatro más) y en el 2018 veintitantas más, sino incluso la presidencia misma y ahora lo que quieren, en su cálculo perverso, es cubrir sus salidas. Digo al menos es una de las posibles lecturas ante su decisión de no aprobar en todos sus términos y alcances la llamada ley 3de3. Me queda claro.

Ya de salida

Volviendo a la realidad-real de la política aldeana (dixit Pepe Figueroa), un tema que se está volviendo viral digo para usar un término de redes, es el tema de que si el diputado Eduardo Ramírez Aguilar, a decir de sus ahora malquerientes (o no señor tintero) mediáticos, anda promoviéndose como posible aspirante a la gubernatura pero por el moreno partido. Es decir asegún los sesudos análisis de no tan sesudos periodistas, le reclaman unos y lo crucifican otros, sobre de su falta de tacto político y deslealtad a su jefe político al andarse promoviendo; ¡peor aún! por un partido diferente al que milita y es presidente, el Pvem. Pero según leí en un par de columnas ayer mismo, el diputado presidente del Congreso local, se desmarcó de cualquier campaña en la que incluso se truca y aparece el logotipo de morena y la leyenda gobernador 2018-2024 con su foto y nombre, de la que dijo no ser autor ni siquiera instigador de tal despropósito, al tiempo de reiterar su lealtad institucional al mandatario estatal y a su partido señalando que no son los tiempos y cualquier proyecto, de haberlo en su momento, estaría dentro de su partido. Esto anotado no es textual pero sí una lectura de lo que, insisto, ayer un par de compañeros columnistas escribieron. (Maryjose Díaz y Ramón Rodrigo). La guerra sucia desde algunas trincheras mediáticas, conforme avance el tiempo y ya sin elección alguna antes del 2018, empezarán a arreciar las sumas y las restas a diferentes proyectos virtuales o realmente sólidos rumbo a la elección de gobernador. En tanto Eduardo Ramírez y no es consejo, deberá de aquí pal real, escoger mejor sus amistades mediáticas porque como ya lo está descubriendo que aquél que le endulzaba la oreja hace apenas unos meses atrás, ahora y bajo la cobertura de otros intereses verdes senatoriales, no pierde oportunidad de morder la mano del que -aún se sabe- le da de comer. Bueno desde iniciado el sexenio dice, lo han visto; ¡come y caga como nunca antes en su vida!…// Me queda claro. Salu2.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *