Existen métodos para controlar tus emociones y mantener tu cerebro libre de estrés. Echa un vistazo a estas técnicas
Luna De Lucio / Aquínoticias
Cuidar tu salud mental puede ser todo un desafío si no dispones de tiempo o de recursos; sin bienestar mental, es sencillo caer en un «pozo oscuro». Si bien el tratamiento de problemas de salud mental puede exigir una cantidad de tiempo considerable, existen ejercicios y técnicas de respiración que te ayudarán a procesar la información y mantener tu cerebro en forma.
Primero, para cuidar tu salud debes identificar síntomas de estrés y realizar actividades que lo aminoren, lo que implica correr, meditar e ir a terapia, estas suelen ser buena opción. Según expertos, el deporte es un buen aliado para nuestro cerebro. Además, escuchar música es un buen filtro para evitar ruidos desagradables.
Aprende a gestionar situaciones de estrés: Las situaciones que provocan estrés pueden tener graves consecuencias para tu cerebro porque pueden sobrecargarlo y dejarte agotado. Para ello, concédete el tiempo y la libertad de respirar aire fresco de vez en cuando. Procura tomar descansos entre tus actividades. Realiza caminatas al aire libre.
Aliméntate sanamente y no te saltes comidas: Otra buena opción es tratar de mantener una alimentación sana e incluir en tu dieta alimentos que contengan nutrientes como los ácidos grasos omega 3 o las vitaminas para que te sientas mejor. Mantente alerta de comer compulsivamente, presentar estreñimiento y/o caída de cabello no son buenos síntomas.
Encuentra un propósito: Recuerda que la mayoría de las personas son más felices sabiendo que están esforzándose por lograr algo, que están contribuyendo a mejorar la sociedad y que tienen un propósito en la vida. Establece prioridades y resta importancia a las actividades que no la tienen.
Evita las drogas: El tabaco, el alcohol y otras clases de drogas pueden producir alteraciones del control inhibitorio, según diversas explicaciones científicas. Estos efectos -en la mayoría de los casos- son irreversibles, lo que significa que será mucho más difícil vivir con un cerebro dañado de por vida, que sobrevivir sin las drogas.
