Con ERA o sin ERA / Rodrigo Ramn Aquino

La posibilidad de que Eduardo Ramírez Aguilar, dirigente estatal del PVEM en Chiapas, no llegue como diputado de representación proporcional a la LXVI Legislatura local obliga al ejercicio de plantear los dos posibles escenarios.
En el caso de que efectivamente por sobre-representación no se obtengan las dos diputaciones plurinominales que necesita para obtener la curul (la primera sería para una mujer) y convertirse en el hombre fuerte del Congreso del Estado, pero sigue siendo de vital importancia su presencia en el Legislativo, serán capaces los verdes de hacer prosperar cualquier impugnación en contra de alguno de los suyos electos, hacerlo caer y que su líder, finalmente, asuma.
Ante tal suerte le tendrán que cortar las alas a los eslabones más débiles, y uno de ellos, el principal tal vez, sea el priista frustrado Manuel Sobrino Durán, que derivado de la rebeldía de su compadre político Willy Ochoa —quien no respetó los acuerdos hechos en la mesa y durante la campaña a la presidencia municipal operó en contra de Fernando Castellanos—, podría quedarse chiflando en la loma ahora también con el verde.
Pero en el escenario de que ERA caiga para arriba. Es decir, que acepte y convenga al final de cuentas aceptar los números electorales y buscar, entonces, otra posición que brinde mayor rentabilidad política y electoral, Ramírez tiene, ahora, amplias posibilidades de hacerse de la titularidad de delegación de la Secretaría de Desarrollo Social federal (claro que me refiero a luego de los reacomodos presidenciales y a la reciente foto del gobernador Manuel Velasco con José Antonio Meade).
Volvamos entonces al Congreso del Estado, y en la LXVI Legislatura de Chiapas Eduardo Ramírez Aguilar no es diputado y, por tanto, no es el coordinador del Grupo Parlamentario del PVEM y tampoco será presidente de la Mesa Directiva ni presidente de la Junta de Coordinación Política. Pero, entonces: ¿Quién lo será?
Veamos la foto de ayer de su reunión con los diputados electos, y dígame ¿quién está sentado a su diestra?: nada menos y nada más que Carlos Penagos Vargas, exsecretario de la Juventud Recreación y Deportes del gobierno del Estado.
Pero es algo más todavía, es el que ganó con amplia ventaja y votación el distrito oriente de Tuxtla Gutiérrez, yendo solito con el verde. Es decir, fue a las calles por su capital político y regresó con los bolsillos llenos. Después de ERA, es el segundo más conocido y mediático, y es el segundo de a bordo en la operación política en la corriente ramirista que busca hacerse de la candidatura del tucán en 2018.
Y si no fuera Carlos Penagos el hombre fuerte del Verde en el Congreso en ausencia de ERA, entonces el «caballo negro» sería Fidel Álvarez Toledo, exsecretario del Deporte, y no tanto por él mismo, pues su carrera política es incipiente, pero sí por los intereses que representa. Es sobrino de un influyente empresario de medios de comunicación en el estado y ahijado político de Javier Herrera, hijo del exgobernador de Veracruz, Fidel Herrera.

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