Contra inundaciones, politicas públicas / Claudia Corichi

Foto: Cuarto Oscuro

A casi 2 meses de que termine este 2020, México suma un nuevo reto a los derivados de la pandemia. El huracán Eta, doceavo de la temporada, con una trayectoria zigzagueante a través del Golfo de México impactó en la región centroamericana, el sureste nacional, EUA y Cuba cobrando cientos de vidas.

Para el país este panorama de inundaciones y contingencia en la Región Hidráulica 30, que involucra territorio de Chiapas, Tabasco, Veracruz y Campeche, ocurre anualmente y afecta en distintos grados a la ciudadanía, así como a 64% de la biodiversidad nacional establecida alrededor del Sistema Grijalva-Usumacinta, ubicado en 4.7% de la masa continental mexicana. (datos del INECC) Entendamos que la diversidad geológica (relieve e hidrografía) así como el cambio climático determinan características específicas de biodiversidad, clima y −por supuesto− riesgos.

Además, a partir de los años 50 se han desarrollado asentamientos humanos, poco planificados, sobrepoblados, en zonas de riesgo e incluso irregulares legalmente que han llevado a la población a ser víctima de esta vulnerabilidad regional y en algunos casos de corrupción que ha permitido el establecimiento de viviendas en estas condiciones. La deforestación, es otra consecuencia de la actividad humana que juega en contra de la seguridad para los habitantes. Otra agravante son las estimaciones sobre las consecuencias del cambio climático que afirman que las lluvias serán cada vez más extremosas y con el incremento del nivel del mar en algunos años, posiblemente una gran sección de este territorio quedará por debajo. (Arreguín-Cortés)

Mi experiencia como Presidenta de la Comisión de Recursos Hidráulicos del Senado de la República en 2012 me dejó claro que el sistema de presas, entre otras obras públicas, proponía dar una solución al asunto, sin embargo, ante el mosaico de opiniones, competencias y facultades se ha complicado la coordinación de un proyecto general que cuide de ciudadanía y especies naturales de la región que viven en crisis intermitente. Aun cuando la CNDH ha realizado diversas recomendaciones desde 2010 a CONAGUA y se ha autorizado desde entonces presupuesto para atender la problemática, la solución no parece estar solo en la infraestructura, sino en el enfoque integral.

Como un estudio de la CEPAL y CENAPRED enuncian, los cambios sustantivos vendrán de dirigir políticas públicas solventes rumbo al equilibrio ecológico del área, aunque ello conlleve otras medidas económicas y, probablemente, de reubicación de asentamientos. Entender la región más húmeda y lluviosa del país como conjunto y repensar su desarrollo de acuerdo con sus particularidades climáticas es urgente y necesario para salvar muchas vidas, prevenir desastres futuros y gestionar de mejor manera las políticas públicas.

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